Apariciones de Santa María de Guadalupe

Documentos Históricos

En este apartado se presenta una síntesis de algunos documentos históricos que confirman la historicidad del Acontecimiento Guadalupano. Para su estudio las fuentes documentales se dividieron en tres grupos según su origen:

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Introducción

Las fuentes indígenas Guadalupanas ocupan un papel fundamental. La gran mayoría de estas fuentes surge del contexto náhuatl, cuya lengua es rica en expresiones literarias para expresar poéticamente hechos de la cosmovisión mesoamericana y de su historia. Esta lengua, además, era la lengua «franca» de mesoamérica, usada por numerosos poetas, cronistas y literatos en tiempos antiguos y en los tiempos inmediatamente posteriores al Acontecimiento Guadalupano.

En la interpretación de las fuentes indígenas hay que tener en cuenta que éstas no son «puras» en el sentido cultural y lingüístico, sino que proceden de indígenas cristianos o que han estado en contacto con el mundo cultural español y misionero, estos contactos se reflejan en las fuentes, ya sea en el contenido, ya sea en el lenguaje. Por ello, para entender estas fuentes, se debe tener presente el riquísimo mundo literario náhuatl de temas religiosos, filosóficos y de ciencias naturales producido por indígenas y por españoles después de 1521.

El Instituto de Estudios Teológicos e Históricos Guadalupanos, A.C. ha preparado la siguiente síntesis de fuentes documentales que confirman la historicidad del Acontecimiento Guadalupano. Para mayor información sobre alguno de estos documentos, consúltese la obra: El Encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego de los historiadores: FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, EDUARDO CHÁVEZ SÁNCHEZ Y JOSÉ LUIS GUERRERO ROSADO (México: Editorial Porrúa, 31999).

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Nican Mopohua

Nican Mopohua

La fuente «príncipe» y documento guadalupano por excelencia, el Nican Mopohua, es obra del más insigne sabio indígena del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco: Don Antonio Valeriano. Sobre su autoría, ya los expertos no dudan. Recientemente, el Dr. Miguel León-Portilla y otros sabios han confirmado este aserto, por lo que indudablemente se trata de una obra del siglo XVI, compuesta posiblemente hacia 1556. Las características intrínsecas del texto, su riqueza de lenguaje y recursos estilísticos son elementos adicionales que confirman la datación de la obra en aquel siglo. Incluso cobra fuerza la tesis de que el propio Valeriano habría recogido de labios de su protagonista, el venturoso indio Juan Diego, la esencia, sino es que toda la relación del portento del Tepeyac.

Recibe su nombre, Nican Mopohua (en náhuatl «Aquí se narra…»), de las primeras palabras con las que inicia el texto, redactado en aquella lengua. Como se sabe, narra las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego y la milagrosa imprimación de la Sagrada Imagen en su tilma.

Quien primero publicó el original náhuatl fue el capellán de la ermita, Luis Lasso de la Vega, en México, en 1649, bajo el título de Inin Huey Tlamahuizoltica1 Miguel Sánchez escribe el primer libro, basado notoriamente en él, en 1648, pero no traduce el texto. Lo hará posteriormente Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, quien realizó una traducción parafrástica al castellano, misma que aprovechará el P. Francisco de Florencia en su obra La Estrella del Norte de México. Por su parte, el padre Luis Becerra Tanco, testigo de las Informaciones de 1666, en su momento elaborará otra traducción. Ya en el siglo XVIII, el caballero italiano, Don Lorenzo Boturini Benaduci hace (o manda hacer) una traducción literal. En 1886, el padre Agustín de la Rosa realiza una traducción directa, sólo que del náhuatl al latín. Ya en el siglo XX, el licenciado don Primo Feliciano Velázquez realizó una muy cuidadosa traducción al castellano, que se dio a las prensas en 1926. En ese mismo siglo, se ocuparon de traducir el texto también los sabios P. Ángel María Garibay (quien no pudo publicarla en vida) y P. Mario Rojas, cuya versión acaso sea la más conocida, la mejor y la más usual. Otras versiones, como la de don Guillermo Ortiz de Montellano, insisten en cuestiones de análisis filológico, o son ediciones críticas con muy eruditas consideraciones lingüísticas, etimológicas, históricas e incluso exegéticas, como la del P. José Luis Guerrero Rosado (El Nican Mopohua. Un intento de Exégesis, 2 vols., México, 1996-1998). El último año del siglo XX, sale a la luz una versión del ya aducido Miguel León Portilla, aparecida bajo el título Tonantzin Guadalupe.

 

  1. Inin Huey Tlamahuizoltica

COMENTARIO:

Con este nombre se conoce a un pequeño libro escrito en náhuatl e impreso en México en 1649, en la casa del impresor Juan Ruyz, por el capellán del santuario Luis Lasso de la Vega. Su nombre náhuatl es Inin Huey Tlamahuizoltica, que significa «El gran acontecimiento», «La gran maravilla».

Se trata de la unión de dos escritos, a saber, el Nican Mopohua de Antonio Valeriano y el Nican Motecpana de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, enriquecido con leves adiciones personales del propio Lasso de la Vega, y llevado, como se ha dicho, a las prensas.

Empero, del análisis de los documentos mencionados, se colige que Lasso de La Vega escribió solamente la introducción y la conclusión del libro.

 

 

REPOSITORIO: Biblioteca Pública de Nueva York, Col. Ramírez. Monumentos Guadalupanos (removed from case 2), NYPL, Ser. I, vol. I, 207. (Ésta es la localización de la copia más antigua que se conoce).

Nican Mopohua
Boletín Guadalupano, Año III, Núm. 38, Febrero 2004, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 11.
Nican Mopohua
Boletín Guadalupano, Año III, Núm. 39, Marzo 2004, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 5, 6, 7, 8, 9 y 10.
 Nican Mopohua
Boletín Guadalupano, Año III, Núm. 40, Abril 2004, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 5, 6, 7, 8, 9 y 10.

Anales del indio Juan Bautista o Diario de Juan Bautista o Crónica de Juan Bautista

Anales del Indio Juan Bautista o Diario de Juan Bautista o Crónica de Juan Bautista

COMENTARIO:

Los llamados «Anales» de Juan Bautista son una especie de diario personal de aquel indio, inicialmente pensado como una «matrícula de tributos», pero ulteriormente convertido en crónica de hechos comprendidos entre 1528 y 1586.

Entre los hechos históricos que se consignan en este documento, hay algunos referentes a Nuestra Señora de Guadalupe y al Tepeyac. Por ejemplo, «In Ypan xihuitl 1555 años icuac monextitzino in Santa Maria de Quatalupe in ompac Tepeyacac», es decir: En el año de 1555 fue cuando se digno aparecer Santa María de Guadalupe, allá en Tepeyácac. O bien otro pasaje, cuya traducción es: «Domingo a quince de septiembre 1566 años fue cuando se hizo su octava de Nuestra Madre. Nativitas María [sic], y cuando fueron a hacerla fiesta en Tepeyácac, a santa María de Quadalupe. Allá hizo ofrendas Villaseca: hizo presente la imagen de Nuestra Madre, toda cubierta de plata la hizo, e hizo el don de cuartos en donde duermen los enfermos. Y hubo procesión. Allá andaban los Señores, los Oidores, y el Arzobispo y todos nosotros los indios. Y Villaseca allá dio de comer a los Señores, con la cual ocasión dio a saber a la gente cómo se hizo cargo del templo en Tepeyácac. También allá hubo danzas: el Canto de los Pescados, lo cantaron los mexicanos, y los tlatilulcas, el Canto de la Guerra.»

Reproducción de la p.17, §33, del Diario o Anales del indio Juan Bautista. ARCHIVO HISTÓRICO DE LA BASÍLICA DE GUADALUPE (AHBG), Ramo: Historia, Caja 101, exp. 1

También éste: «Sábado a 19 de octubre de 1566 años, fueron los de Juchipila a colocarse en el Tepeyácac: tal como se había dispuesto, se presentaron de cinco en cinco barrios; allá se colocaron en el Tepeyácac, allá durmieron. Y de todas las partes de la ciudad salieron en son de guerra y todos los moradores de México se juntaron en el Tepeyácac para hacer los honores al Señor, allá en el Tepeyácac; cuando llegó, le salieron al encuentro, le saludaron los de México y los señores de todas partes. Ahora bien, el domingo llegó al Tepeyácac, allá durmió, y hasta el lunes 21 de octubre llegó aquí a México; ya tarde vino a entrar acá, derecho se fue a la Iglesia Mayor y allí tardó bastante tiempo, de modo que cuando salió para entrar en Palacio, ya era de noche.»

O bien: «Hoy martes 11 de marzo de 1567 años, cuando ya anochecía, partió el Marqués para irse a Castilla, y se fue a dormir allá a Tepeyácac, y hasta el miércoles partió».

REPOSITORIO: Archivo Histórico de la Basílica de Guadalupe (AHBG), Ramo: Historia, Caja 101, exp. 1, (62 fols.), pp. 11 y 12 §24, p. 13 §27, p. 17 §33, p. 21 §49.

 

Anales de Juan Bautista
Boletín Guadalupano, Año II, Núm. 36, Diciembre 2003, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 7, 8, 9, 10 y 11.

Anales de Juan Bautista (1574) 1° parte
Boletín Guadalupano, Año VI, Núm. 76, Abril 2007, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 6, 7, 8, 9, 10 y 11.
Anales de Juan Bautista (1574) 2° parte
Boletín Guadalupano, Año VI, Núm. 76, Mayo 2007, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 7, 8, 9, 10 y 11.
Anales de Juan Bautista (1574) 3° parte
Boletín Guadalupano, Año VI, Núm. 77, Junio 2007, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 7, 8 y 9.

Anales de Chimalpahin o Relaciones de Chalco Amaquemecan. Séptima relación

Anales de Chimalpahin o Relaciones de Chalco Amaquemecan. Séptima relación.

COMENTARIO:

Los Anales de Don Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpahin Quauhtehuanitzin, son también conocidos como Relaciones de Chalco-Amaquemecan. Se trata de una obra muy importante para el estudio tanto del México antiguo como de la Colonia en su primera época. Chimalphain era de noble ascendencia, originario de Chalco Amaquemecan, donde nació en 1579. Gracias a su rancio abolengo tuvo acceso a varios códices, así como a las informaciones verbales de los testigos de primera mano, los indios ancianos que le proporcionaron una buena parte del material que aprovechó para redactar su obra.

El texto está dividido en ocho capítulos diferentes llamados «Relaciones», la séptima de las cuales contiene información relativa a la Aparición de la Virgen de Guadalupe:

 «Año 12-Pedernal, 1556 años. Iba quedando bien doblado y fuerte el muro de piedra que daría la vuelta a toda la ciudad de México. Para la obra hicieron reunir a toda la gente de todos los pueblos del rumbo, por orden de los jefes y según disposiciones de don Luis de Velasco, Visurrey. Así pudo terminarse la muralla. También entonces ocurrió la aparición, dicho sea con respeto, de nuestra querida madre, Sancta María de Guadalupe en el Tepeyácac.»

«Año 11-Pedernal. En el 4 del mes de marzo, Miércoles de Ceniza, después de haber tomado ceniza, habiéndola  ido a tomar expresamente con nuestra queridísima Madre del Tepeyácac, Guadalupe, el Visurrey don Gastón de Peralta, Marqués de Falses, conde Sanctiestevas, comendador de Santiago, partió para España después de haber gobernado solamente 1 año y 5 meses.»

REPOSITORIO: Bibliothèque nationale de Paris. Col. Aubin-Goupil, Doc. 74.

a. Relación de Domingo Chimalpáhin
Boletín Guadalupano, Año V, Núm. 61, Enero 2006, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 5, 6, 7 y 8.

Anales Antiguos de México y sus contornos

Anales Antiguos de México y sus contornos

COMENTARIO:

Los Anales Antiguos de México y sus contornos es el título con que se conoce a una importante colección de veintiséis anales indígenas. Actualmente, casi todos los originales se encuentran perdidos, salvo el códice conocido como Guadalupano de Gómez de Orozco. Con todo, disponemos de una compilación, realizada en el siglo XIX, por orden de José Fernando Ramírez, que incluye 26 copias, extractos y traducciones de los manuscritos originales.

Todos estos anales son de carácter histórico. Incluyen hechos y acontecimientos acaecidos tanto durante la época prehispánica como el México colonial, y en algunos casos, llegando hasta el siglo XVIII. Las diferentes noticias consignadas en estos anales están presentadas bajo los dos sistemas calendáricos, indígena y europeo, a veces con errores de sincronía considerables. Con todo, los diferentes anales sirven para conciliar en el tiempo las apariciones guadalupanas con diversos acontecimientos conocidos con certeza. Por ejemplo, el cometa Halley hizo una de sus apariciones precisamente en 1531, año del portento. Por otra parte, en 1531 se verificó un eclipse de sol, hecho que consignan varios de estos anales en sincronía con el acontecimiento guadalupano.

REPOSITORIO: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), Colecc. Antig. n° 273-274.

Anales de México y sus Contornos en la BNAH
Boletín Guadalupano, Año IV, Núm. 56, Agosto 2005, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 5, 6 y 7.

Anales Coloniales de Tlatelolco y México

Anales de Tlatelolco y México

COMENTARIO:

Se trata de un documento tlatepotzca, de la zona de Puebla, elaborado en el siglo XVII, pero que también aprovecha información antigua. Comprende hechos entre 1524 y 1686.

El texto que interesa de dichos anales, refiere lo siguiente: «1530. Nican ipan xihuitl ohuala presidente yancuican tlatocatico Mexico za no ipan in xihuitl in huel yancuica hualmohuicac teopixcatlatoani obispo itocatzin fray Juan de Zumarraga, San Francisco Teopizqui in huel icuac monextitzino in totlazonatzin de Guadalupe», es decir: «1530. En este año vino el presidente recientemente a gobernar a México. En este mismo año vino recientemente el gobernante sacerdote obispo, su reverendo nombre Fray Juan de Zumárraga, sacerdote de San Francisco. Entonces se dignó aparecer nuestra preciosa madrecita de Guadalupe.»

En el texto comentado, se habla de hechos ciertos con confusión de fechas: ninguno de los acontecimientos consignados sucedió precisamente en el año español de 1530. El «presidente» mencionado (que lo es el de la Segunda Audiencia, Sebastián Ramírez de Fuenleal), llegó a México el 23 de septiembre de 1531. Fray Juan de Zumárraga llegó a México, aún sin estar consagrado, el 9 de diciembre de 1528, y regresa ya consagrado, en octubre de 1534. Sin embargo, la cercanía de los hechos consignados con el año de 1531, resulta innegable.

REPOSITORIO: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), Colecc. Antig. n° 13,1-2.

Anales de Tlatelolco y México (núm. 1)
Boletín Guadalupano, Año IV, Núm. 57, Septiembre 2005, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 5, 6 y 7.

Anales de Tlatelolco y México o Anales de Juan Miguel

Anales de Tlatelolco y México o Anales de Juan Miguel

COMENTARIO:

De autor anónimo, y al igual que los anales anteriores, fueron realizados a mediados del siglo XVII, aprovechando noticias del siglo precedente. Consigna acontecimientos que van de 1519 a 1662, asimismo con discrepancias respecto de la colocación de las fechas.

De este pequeño documento que consta de sólo 4 hojas escritas en náhuatl, destaca la siguiente noticia: «1631, Nican ipan in xihuitl ohualmohuicac tlazocihuapilli de Guadalupe Tepeyacac,» es decir: «1631. Aquí en este año se trajo la amada reina de Guadalupe Tepeyácac».

REPOSITORIO: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), Colecc. Antig. n° 13, 1.

Anales de Juan Miguel 1
Boletín Guadalupano, Año IV, Núm. 57, Septiembre 2005, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 5, 6 y 7.

Anales de México y sus alrededores o Anónimo A

Anales de México y sus alrededores o Anónimo A

COMENTARIO:

Los Anales de México y sus alrededores (o Anónimo A, como lo bautizó Ángel María Garibay), trátase de un documento que abarca de 1546 a 1625. Al igual que los anales anteriores, echa mano de informaciones históricas sobre acontecimientos previos, no obstante haber sido escrito en el siglo XVII. La discrepancia de fechas se halla presente también aquí.

El pasaje importante es el siguiente: «1556, 12 Técpatl, Hualmotenohui in cihuapilli Tepeyacac zaye icuac popoca citlalin», esto es: «1556, 12 Pedernal. Bajo [Descendió hacia acá] la noble señora a Tepeyácac; fue también cuando humeó una estrella».

Aunque el año europeo está equivocado, dos elementos sincrónicos lo hacen coincidir con el de 1531: La denominación 12-Técpatl (correspondiente con dicho año) y la aparición del cometa Halley, sobre la que hemos hablado ya arriba (vid. supra Anales de México y sus contornos).

REPOSITORIO: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), Colecc. Antig. n° 13, 1-2.

Anales de México y sus alrededores (núm. 2)
Boletín Guadalupano, Año IV, Núm. 58, Octubre 2005, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 5, 6 y 7.

Anales de México y sus alrededores o Anónimo B (Ms.)

Anales de México y sus alrededores o Anónimo B

COMENTARIO:

De autor anónimo, los Anales de Puebla y Tlaxcala (o Anónimo B, así bautizado por Ángel María Garibay), fueron elaborados en la región del estado de Puebla, y comprenden de los años 1524 a 1674.

El texto importante de este documento señala lo siguiente: «1510 Año Pedernal [?] Nican ipan xihuitl huala presi[te] nican tlatocatico Mexico. Auh ca no icuac omenextitzino totlazonatzin de Guadalupe ompa Mexico monextili ce macehualtzin itoca Juan Diego», es decir: «1510 Año Pedernal. Aquí en este año vino nuevamente el Presi[dente] aquí a gobernar en México y también se dignó aparecerse nuestra Preciosa Madrecita de Guadalupe, allá en México se dignó aparecer a un indito de nombre Juan Diego».

El P. Ángel María Garibay escribió respecto de este pasaje: «El nombre del año no está escrito, pero en la casilla a que corresponde la noticia está representado un pedernal: se trata de un año de ese signo, y abajo la fecha a la manera europea 1530, que estaba antes mal escrita 1510 y fue enmendada. Las casillas de antes y después están en blanco».

REPOSITORIO: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), Colecc. Antig. n° 19, 2.

Anales de México y sus Contornos en la BNAH
Boletín Guadalupano, Año IV, Núm. 56, Agosto 2005, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 5, 6 y 7.
 Anales de México y sus alrededores (núm. 2)
Boletín Guadalupano, Año IV, Núm. 58, Octubre 2005, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 5, 6 y 7.

Anales de Puebla y Tlaxcala o Códice Gómez de Orozco o Anales de Cuetlaxcoapan o Anónimo C (Ms.)

Anales de Puebla y Tlaxcala o Códice Gómez de Orozco
o Anales de Cuetlaxcoapan o Anónimo C

COMENTARIO:

Los Anales de Puebla y Tlaxcala o Códice Gómez de Orozco o Anales de Cuetlaxcoapan o (Anónimo C, según lo bautizó Ángel María Garibay), fueron elaborados por un autor anónimo en Cuetlaxcoapan, Puebla. Terminado en el siglo XVIII, copiando material antiguo, es un documento muy interesante. Aunque existen errores y discrepancias en la datación que ofrece el documento, son precisamente éstas la que lo vuelven más confiable. Estos anales nos ofrecen información sobre hechos históricos comprendidos entre 1519 y 1720 (éste último año escrito, por cierto, en forma incorrecta: 17020).

El pasaje que queremos destacar es el siguiente: «1510 […] Nican ipan xihuitl huala presi nican tlatocatico Mexico. Auh ca no icuac omonextitzino totlazonatzin de Guadalupe ompa Mexico monextilli ce macehualtzintli itoca Juan Diego», es decir:

«1510 […] En este año vino Presi[dente] de nuevo a gobernar en México; también este año se dignó aparecer nuestra amada Madre de Guadalupe, se dignó aparecerle a un indito de nombre Juan Diego».

El año obviamente está equivocado, pero eso está lejos de ser obstáculo; por el contrario, es garantía de autenticidad, pues el contenido concuerda: en 1531, vino Sebastián Ramírez de Fuenleal, Presidente de la Segunda Audiencia. Un falsario jamás habría errado algo tan obvio.

REPOSITORIO: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), Archivo Histórico n° 1040. 

Anales de Puebla y Tlaxcala, núm. 2 («Anónimo B»)
Boletín Guadalupano, Año IV, Núm. 59, Noviembre 2005, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 5, 6 y 7.

Anales de Puebla y Tlaxcala o Anales de los Sabios Tlaxcaltecas o Anales de Catedral (Ms.)

Anales de Puebla y Tlaxcala o Anales de los Sabios Tlaxcaltecas o  Anales de Catedral

COMENTARIO:

De autor anónimo, este documento consigna hechos históricos comprendidos de 1519 a 1739, numerados sólo en años cristianos. Tratase de un documento de fiabilidad plena.

El pasaje importante de estos anales, refiere lo siguiente: «De 1531 años. Otlalmanque in quichtianome Cuetlaxcoapan Ciudad de los Angeles, zan no ipan inin xihuitl in Juan Diego oquimotenextili in to tlazo cihuapilli Guadalupe Mexico» es decir: «Año de 1531. Los cristianos allanaron [fundaron, allanaron, pusieron plana la tierra] Cuetlaxcoapan, Ciudad de los Ángeles. En este mismo año se dignó aparecer a Juan Diego Nuestra Preciosa Señora de Guadalupe de México».

También esto: «Año de 1548 omomiquili in Juan Diego in oquimotenextilitzino in tlazo Cihuapilli Guadalupe Mexico», o sea, «Año de 1548. Murió dignamente Juan Diego, a quien se le apareció la preciosa Señora de Guadalupe de México».

El manuscrito original de estos anales se halla perdido; sólo conocemos la copia hecha por Faustino Galicia Chimalpopoca. En el original había algunas glosas y dibujos, y curiosamente, en la sección del año de 1519, una breve descripción de la imagen guadalupana, que mencionaba su altura, número de estrellas en el manto y resplandores alrededor del cuerpo. El texto que incluye dicha descripción, dice: «Siendo emperador Moteuczoma, llegó D. Fernando Cortés. A poco de haber subido al trono de México, Cuitláhuac murió. En tiempo o reinado del rey Cuauhtemotzin se recibió la fe cristiana. La altura de Nuestra Venerada Madre de Guadalupe de México tiene seis cuartas y media. La hermosean 46 estrellas y la rodean 50 resplandores».

REPOSITORIO: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), Colecc. Antig. 18, 1.

Anales de Puebla y Tlaxcala, núm. 1(«Anales de Catedral»)
Boletín Guadalupano, Año IV, Núm. 60, Diciembre 2005, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 8, 9, 10, 11 y 12.

Añalejo de Bartolache o Manuscrito de la Universidad

Añalejo de Bartolache o Manuscrito de la Universidad

COMENTARIO:

Se trata de un documento de autor anónimo, realizado en la región de Puebla. Originalmente compuesto por 24 fojas útiles en octavo, comprendía del año de 1454 al de 1737. Se conoce, no obstante, un fragmento copiado y hecho autenticar por el sabio José Ignacio Bartolache.

              «Acaxihuitl 1531, Otlamanque in caxtiteca in Cuetlaxcoapan Ciudad de los Angeles ihuan in Juan Diego oquimotenextili in tlazocihuapilli de Guadalupe de Mexico motocayotia in Tepeyacac» es decir: «Año caña 1531. Los castellanos asentaron [fundaron] Cuetlaxcoapan, Ciudad de los Ángeles, y se dignó aparecer a Juan Diego la preciosa Señora de Guadalupe de México [donde] se nombre Tepeyac».

También lo siguiente: «Tecxia 1548. Omomiquilili Juan Diego in oquimonextilli in tlazocihuapilli Guadalupe Mexico. Otecihuilo niztac tepetl.», es decir: «Año técpatl, 1548. Murió dignamente Juan Diego [a quien] se dignó aparecer la amada Señora de Guadalupe de México. Granizó en el cerro blanco».

Al parecer, tanto el Añalejo de Bartolache como los anteriores Anales de Puebla y Tlaxcala, proceden de un documento fuente común, hoy desconocido.

REPOSITORIO: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), Archivo Histórico, Arch. Sucs. Gómez de Orozco.

Noticias curiosas

Noticias curiosas

COMENTARIO:

La obra conocida con el enigmático nombre de Noticias curiosas, pertenecía a la colección Gómez de Orozco. Su portada fue reproducida por Pompa y Pompa en el Álbum del IV Centenario. Estos anales al parecer fueron compuestos en la región de Puebla, a principios del siglo XVIII. Es posible que se trate de una copia más de la misma fuente de donde salieron los Anales de Puebla y Tlaxcala (Anales de Catedral) y el Añalejo de Bartolache.

 El documento original de las Noticias Curiosas ya no es localizable.

Códice en Cruz

Códice en Cruz

COMENTARIO:

El Códice en Cruz es un documento de carácter histórico, elaborado en papel amate, entre 1553 y 1569, en la región de Texcoco. Se le denomina «en cruz» debido a que se lee en forma circular. Su narración comprende de 1502 a 1557.

No aparece en él ninguna alusión al Acontecimiento Guadalupano, pero sí, en la lámina 17, figura 4, de 1531 hacia arriba, se figura el cometa Halley. Esto es importante, pues en el año 13-Caña (1531), se consignó la aparición de un cometa, hecho que coincide con otras informaciones sobre la aparición.

REPOSITORIO: Bibliothèque nationale de Paris. Col. Aubin-Goupil. Sección de Documentos Mexicanos, BNP-15-17 (Original); BNP 90-22 (Copia de León y Gama); BNP-88-5.

Códice Telleriano Remensis

Códice Telleriano Remensis

COMENTARIO:

El códice denominado Telleriano-Remensis fue pintado hacia 1562 ó 1563. Se trata de un documento de 50 folios de 32 a 22 cms. Su material es ritual, calendárico e histórico. Se divide en tres partes, siendo la primera un calendario de 18 meses con dibujos de los dioses que presidían en cada periodo de trece días; la segunda es un tonalpohualli o almanaque adivinatorio de 260 días. La tercera parte corresponde a unos anales históricos que cubren de 1198 a 1562 y tiene al final dos hojas escritas en español, sin dibujos, con noticias históricas de 1519 a 1557.

No alude directamente al hecho guadalupano, pero sí consigna en el folio 44 que «humeó una estrella», con lo que confirma lo que otros códices hacen coincidir con la fecha de la aparición en 1531, en que se dejo ver el cometa Halley.

Se cree que este códice es copia de una fuente hoy perdida, el códice denominado Huitzilopochtli, y que parte de sus glosas castellanas fueron escritas por el padre fray Pedro de los Ríos. En todo caso, se ha demostrado que el Códice Telleriano Remensis es anterior y sirvió de modelo a otro códice muy similar: el Vaticano A (Cod. Vat. Lat 3738).

REPOSITORIO: Bibliothèque nationale de Paris. Manuscrit mexicain 385

Códice Telleriano-Remensis
Boletín Guadalupano, Año X, Núm. 119, Noviembre 2010, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 7 y 8.

Códice Vaticano A (Códice Vaticano 3738 o "Cod. Ríos" o Codex Vaticanus)

Códice Vaticano A (Códice Vaticano 3738 o «Cod. Ríos» o Codex Caticanus)

COMENTARIO:

Este códice fue pintado entre 1563 y 1570, probablemente en Italia, quizá copia de una fuente común, hoy perdida, a la que se ha dado el nombre de Códice Huitzilopochtli. O aún más probable que sea copia del Códice Telleriano-Remensis. Trátase de un documento de 96 folios, de 46 por 29 cms. Su temática es ritual, calendárica, histórica y etnográfica. En el folio 88 r. (91 r., según las ediciones más recientes), pictografía una estrella con volutas de humo, o sea, la aparición de un cometa: el Halley. Esto confirma lo que otros códices hacen coincidir con la fecha de la aparición: 1531.

REPOSITORIO: Biblioteca Apostólica Vaticana, Cod. Vat. Lat. 3738.

Tira de Tepechpan

Tira de Tepechpan

COMENTARIO:

La denominada Tira de Tepechpan, de autor anónimo, fue elaborada en la zona del Valle de México, a lo largo de varios siglos y terminada a finales del XVI. Trátase de una larga tira de papel indígena, de 625 cm. de largo por 25 cm. de ancho, que consigna información netamente histórica. Originalmente constaba de 23 secciones que cubrían un lapso de casi 300 años, de 1298 a 1596, pero hoy se han perdido la inicial y la final, de modo que sólo se conserva la información de 1300 a 1590. Incluye el asentamiento en Chapultepec, la fundación de Tepechpan y Tenochtitlan. Para la época colonial, el códice narra los sucesos que fueron de mayor interés para las comunidades de la zona de Texcoco, como la llegada de las autoridades.

Se ha discutido su fiabilidad histórica en cuanto documento probatorio guadalupano. Dicho documento pictografía el año 13-Caña, correspondiente al de las apariciones guadalupanas, y una procesión que se efectuaría el 26 de diciembre de 1531. Aparecen tres figuras en actitud de procesión. Realmente representan a Don Sebastián Ramírez de Fuenleal, a Hernán Cortés y Fray Juan de Zumárraga, y simplemente pretenden documentar su llegada. Pero también figura en el documento un águila bien delineada, de cuyo pico emana una voluta de color turquesa, que podría interpretarse como Cuauhtlatoa («águila que habla» o «él que habla como águila»), como se sabe, nombre indígena de Juan Diego.

Se ha señalado que las tres figuras representadas en la Tira son parte de una escena asociada a los acontecimientos del día 26 de diciembre de 1531, cuando Cortés y Zumárraga habrían presidido una procesión al cerro del Tepeyac, sitio adonde se trasladó la imagen recién aparecida de la Virgen de Guadalupe.

El códice en cuestión sigue en estudio.

REPOSITORIO: Bibliothèque nationale de Paris. Col. Aubin-Goupil, Docs.

Tira de Tepechpan
Boletín Guadalupano, Año X, Núm. 111, Marzo 2010, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 7 y 8.

Códice Techialoyan K (710) (Códice de Santa María Calacohuayan o Códice Sutro)

Códice Techialoyan (710)
(Códice de Santa María Calacohuayan o Códice Sutro)

COMENTARIO:

Este códice anónimo data del s. XVIII; fue elaborado en Santa María Calacohuayan, Estado de México. Se le llama Códice Sutro en honor de Adolphe Sutro, quien lo compró entre 1880 y 1890, donándolo más tarde a la Biblioteca del Estado de California, en San Francisco, junto con el resto de materiales que hoy conforman la colección que lleva su nombre.

Es un documento en papel amate, con grandes figuras y letras, pictografiado y glosado en el mencionado pueblo con intención de demostrar oficialmente ante las autoridades virreinales la legitimidad de sus propiedades ancestrales.

Posiblemente sí sea la Virgen de Guadalupe la pictografía que aparece en el folio 3 v. de dicho códice como patrona del pueblo, a lo que se han inclinado autoridades como Robert H. Barlow y Byron McAfee, pero siendo una pieza tardía, la prueba no resulta de especial contundencia.

REPOSITORIO: Biblioteca del Estado de California, Col. Adolphe Sutro K (710).

Códice Techialoyan (K 710)
Boletín Guadalupano, Año IX, Núm. 113, Mayo 2010, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 7 y 8.

Códice de Tetlapalco (Códice Brooklyn o Saville Codex o Texplapalco o Tetlapalco o Telapalco o Códice Protohistórico o Anales de la Fundación Heye)

Códice de Tetlapalco
(Códice Brooklyn o Saville Codex o Texplapalco o Tetlapalco o Telapalco o Códice Protohistórico o Anales de la Fundación Heye)

COMENTARIO:

Es este códice obra de anónimo autor, elaborado en la mitad del siglo XVI en el Valle de México, quizá en Tetlapalco. Es una tira de papel amate de 145 por 26 cm. en sentido vertical, que contiene anales histórico-genealógicos comprendidos entre 1415 y mediados del siglo XVI. En su parte superior y final, se pinta una imagen mariana muy parecida a la Virgen de Guadalupe, cuya túnica es de color rosa salmonado, y el de su manto, verde mar pálido. Tanto túnica como manto son idénticos a la imagen del Tepeyac, lo mismo que la inclinación de su cabeza hacia el hombro derecho, así como los pliegues del manto, cintura y mangas. Asimismo, el códice consigna la fundación de San Marcos (1536) y en 1526, la fecha de la Santa Cruz. Resulta que la Virgen cae precisamente frente al círculo que corresponde al año de 1531. Sin embargo, no existen glosas que permitan identificar la imagen con mayor precisión.

REPOSITORIO: Collection of the American Indian (Heye Foundation, Nueva York).

Códice Tetlapalco (ca. 1557)
Boletín Guadalupano, Año IX, Núm. 100, Abril 2009, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 7 y 8.
 Códice Tetlapalco (ca. 1557)
Boletín Guadalupano, Año IX, Núm. 101, Mayo 2009, Lic. Arturo Rocha Cortés, págs. 10, 11 y 12.

Ms. Cantares Mexicanos, fols. 26 v.-27 v.: "Teponaxcuícatl" o "Cantar del Atabal" o "Pregón del Atabal" o "Cantar de Francisco Plácido"

Ms. Cantares Mexicanos, fols. 26 v.-27 v.: «Teponazcuícatl»
o «Cantar del Atabal» o «Pregón del Atabal» o «Cantar de Francisco Plácido»

COMENTARIO:

El manuscrito conocido con el nombre de Cantares Mexicanos reúne un grupo heterogéneo de materiales, reunidos por anónimo autor y terminado hacia 1597. Entre los diversos asuntos que se contienen en el valioso manuscrito, está el canto o poema conocido como Tepoanxcuícatl o Pregón del Atabal, y que no sería sino el canto que habría probablemente compuesto el cuicapiqui D. Francisco Plácido, señor de Azcapotzalco, y que se cantó el mismo día que de las casas arzobispales se trasladó la Sagrada Imagen a la ermita de Guadalupe, según conjetura el P. Francisco de Florencia.

 El P. Mariano Cuevas propuso que dicho canto fue uno cuya copia fue posteriormente contenida en el Ms. Cantares Mexicanos, habiéndose quizá perdido el original o incluso, no habiéndose hallado escrito en el momento en que se cantó por primera vez, habría sido perpetuado de memoria hasta el momento en que fue asentado en el papel por algún fraile o alumno de éste en el último tercio del siglo XVI. 

El texto del Teponaxcuícatl es el siguiente, traducido ya de la lengua náhuatl:

Yo me recreaba con el conjunto policromado de varias flores de Tonacaxóchitl que se erguían, sobrecogidas y  milagrosas, entreabriendo sus corolas en presencia tuya. ¡Oh Madre Nuestra Santa María!;

Junto al agua cantaba [Santa María]. Soy la planta preciosa de escondidos capullos; soy hechura del único, del perfecto Dios: Soy la mejor de sus criaturas.
Tu alma está viva en la Pintura. Nosotros los señores le cantemos junto al Libro-Grande y le bailemos con perfección; y tú Obispo, nuestro único Padre, predica allí, en la orilla del agua.

 Dios te creó, ¡Oh Santa María! entre abundantes flores; y nuevamente te hizo nacer, pintándote en el Obispado.
 Artísticamente se pintó. ¡Oh! En el venerado lienzo tu alma se ocultó; todo allí es perfecto y artístico. ¡Oh! yo aquí  de fijo habré de vivir.

¿Quién tomara mi ejemplo? ¿Quién conmigo irá? ¡Oh! Postraos en torno suyo. ¡Oh! Cantad con perfección, que mis flores y mis cantos se desgranen en presencia tuya. […]

Lloro y digo y advierto a mi alma que observe la verdadera razón de mi canto. ¡Oh! Que se funde, que prontamente sea hecha su casa terrenal; allí morarás, Alma mía, flor distinguida que su aroma difunde mezclándolo al de nuestras flores. ¡Oh! Vibrantemente brotan mis cantares, [en loor] del venerado y tierno fruto de  nuestras flores que son perenne adorno.

La flor de cacao su perfume va esparciendo; difundiendo su aroma la flor de poyoma los caminos perfuma. Allí viviré yo, el cantor. ¡Oh! ¡Oh! Oid mis cantos que brotan tiernamente.

REPOSITORIO: Ms. 1628 del Fondo de Origen de la Biblioteca Nacional de México (Fondo Reservado), fols. 26 v.-27 v

Pregón del Atabal o Cantar de Francisco Plácido
Boletín Guadalupano, Año II, Núm. 34, Octubre 2003, Lic. Arturo Rocha Cortés.
Pregón del Atabal (Teponazcuícatl)
Boletín Guadalupano, Año VI, Núm. 84, Diciembre 2007, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 7, 8, 9 y 10.

Testamento de Cuauhtitlán 1559 (o de Juan García Martín o Juana Martín o Gregoria María)

Testamento de Cuauhtitlan 1559
(o de Juan García Martín o Juana Martín o Gregoria María)

COMENTARIO:

Un documento muy interesante lo constituye el testamento de la hija de Juan García Martín o Juana Martín o Gregoria Morales. Fue extendido el sábado 11 de marzo de 1559. Al no conocerse el nombre verdadero de la testadora, a este documento se lo ha llamado de diversas maneras, tomando algunos nombres del texto. Así parece ser unas veces de Juana Martín, otras de Gregoria María y otras de Gregoria Morales. Al leer el texto el nombre más apropiado es el de Testamento de la hija de Juan García Martín.

El testamento menciona al indio Juan Diego, su matrimonio con Malintzin y la posterior muerte de ésta. Pero lo más importante es que refiere que al venturoso indio le aconteció: «una cosa prodigiosa allá en el Tepeyácac, pues en el se descubrió o apareció la hermosa Señora Nuestra Santa María. Cuya imagen vimos allí en Guadalupe…»

Este testamento ha sido muy bien estudiado, sobre todo por el P. Mariano Cuevas, quien indica que la fecha de 1559 es auténtica, no obstante la controversia que en su momento suscitó. El documento original, escrito en náhuatl sobre papel de maguey, estaba en poder de Don Lorenzo Boturini entre 1736 y 1743. Lo cita en tres diferentes lugares: en su Catálogo, en el Inventario y en la Idea de una Nueva Historia General de la América Septentrional, refiriéndose a él como el testamento de una pariente de Juan Diego.

Posteriormente, el propio Lorenzo Boturini sacó un «tanto» de dicho testamento en un pliego de papel de Castilla.

El Arzobispo de México, Francisco A. de Lorenzana, en su momento mandó traducir el texto en náhuatl de este testamento a D. Carlos Tapia y Centeno, quien refiere haberse valido de una copia existente en la Real Universidad, en el Museo del Caballero don Lorenzo Boturini, inventario 8°, número 47. (Esta traducción es la que se encuentra en la Biblioteca Nacional de París).

La copia de la Real Universidad fue en su momento extraída por D. José Patricio de Uribe, para usarlo en su sermón del 14 de diciembre de1777. Uribe murió el 12 de mayo de 1796, dejando el documento en poder del Marqués de Castañiza, quien en 1816, lo donó a la Colegiata de Guadalupe por conducto del P. Pedro de Cantón, Provincial de los Jesuitas. Es este el documento que se halla en la Basílica de Guadalupe, apareciendo en el Ynventario razonado de D. José Mariano Ruiz de Alarcón, bajo el número 33. (Actualmente ocupa, en el AHBG, la Caja 94, exp. 1, del Ramo HISTORIA).

REPOSITORIO: Biblioteca Pública del estado de Nueva York, Col. Lenox, Secc. Manuscritos, Arch. Guadalupano (otras copias en AHBG, Ramo: Historia, Caja 94, exp. 1, y Bibliothèque nationale de Paris. Col. Aubin-Goupil, Fonds Mexicains, n° 317.)

Testamento de Cuauhtitlán (1559)
Boletín Guadalupano, Año III, Núm. 42, Junio 2004, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 5, 6 y 7.

Introducción

Los DOCUMENTOS MESTIZOS o DOCUMENTOS MIXTOS INDO-EUROPEOS son fuentes valiosas para demostrar la historicidad del Acontecimiento Guadalupano. Con estas denominaciones, se pretende englobar cierto tipo de fuentes documentales que participan tanto de elementos netamente indígenas (como la lengua náhuatl, la pictografía y toponimia propia de los códices, etc.) como de elementos decididamente españoles.

Así, en esta sección encontraremos fuentes lo mismo resultado de la impresión de obras originalmente escritas en lengua náhuatl, que códices escritos bajo el auspicio de los frailes, o bien documentos jurídicos de indios en lengua náhuatl pero ya dentro de la estructura legal española.

Con todo, hay que mencionar que aun los documentos que hemos clasificado en la sección anterior como indígenas no son «puros», y en rigor, son todos mestizos. Recordemos que el Acontecimiento Guadalupano se verifica en 1531 (10 años después de la Conquista), lo que implica que los códices que se examinaron en la sección previa sean por fuerza poscoloniales, a más de que incluyen, en muchos casos, glosas castellanas de «comentaristas». Por otro lado, todos los documentos en náhuatl sólo han podido ser literalmente «escritos», aun por los tlacuilos, gracias a la transliteración de los fonemas nahuas a caracteres del alfabeto del que los indios carecían antes de la conquista.

El Instituto de Estudios Teológicos e Históricos Guadalupanos, A.C. ha preparado la siguiente síntesis de fuentes documentales que confirman la historicidad del Acontecimiento Guadalupano. Para mayor información sobre alguno de estos documentos, consúltese la obra: El Encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego de los historiadores: FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, EDUARDO CHÁVEZ SÁNCHEZ Y JOSÉ LUIS GUERRERO ROSADO (México: Editorial Porrúa, 31999).

(Da click en cada sección para leer más)

Nican Motecpana

Nican Motecpana

COMENTARIO:

Trátase de un documento, al igual que el Nican Mopohua, escrito en lengua náhuatl. Es obra del fecundo autor e historiador mestizo Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, quien lo escribió en 1590, autoría que consta por el testimonio de D. Carlos de Sigüenza y Góngora.
          
Su nombre procede de las primeras palabras con que comienza su texto: «Aquí se pone en orden…» Es un valioso documento que complementa al Nican Mopohua y proporciona rica información sobre la persona misma de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, su esposa María Lucía y el tío de Juan Diego: Juan Bernardino. Asimismo, narra algunos milagros de la Virgen de Guadalupe.

Sintéticamente, el Nican Motecpana narra que, tras las apariciones, Juan Diego se fue a vivir a una casita junto a la ermita, dejando su propia casa y tierras a su tío Juan Bernardino. Refiere, asimismo, que Juan Diego era viudo cuando se le apareció la Señora del Cielo, habiendo muerto dos años antes su esposa María Lucía, con quien había vivido castamente. Relata igualmente la peste que asoló la región en 1544 debido a la cual murió el tío Juan Bernardino, el 15 de mayo, no sin antes haber éste recibido la visita y consuelo de la Virgen de Guadalupe. A la muerte de Juan Bernardino, fue llevado su cuerpo al Tepeyac para ser sepultado dentro del templo de la Señora de Cielo; tenía 86 años.

Tiempo después, en 1548 (el mismo año en que murió Fray Juan de Zumárraga), murió también Juan Diego, tras 16 años de servir a la Virgen. Tenía alrededor de 74 años. Fue sepultado, como su tío, dentro del templo.

De igual modo, el Nican Motecpana menciona «incontables milagros», describiendo concretamente 14 atribuidos a la intercesión de la Virgen de Guadalupe.

Diversos hechos que narra el Nican Motecpana han podido ser verificados históricamente por fuentes históricas independientes, así como por el testimonio de distintos cronistas. Documentos como los Anales de Puebla y Tlaxcala, los Anales de Catedral, el Añalejo de Bartolache [vid. supra] o el Códice 1548 o «Escalada» [vid. infra], coinciden al situar la muerte de Juan Diego en 1548.

REPOSITORIO: Biblioteca Pública de Nueva York. Col. Lennox. Monumentos Guadalupanos.

Inin Huey Tlamahuizoltica

Inin Huey Tlamahuizoltica

COMENTARIO:

Con este nombre se conoce a un pequeño libro escrito en náhuatl e impreso en México en 1649, en la casa del impresor Juan Ruyz, por el capellán del santuario Luis Lasso de la Vega. Su nombre náhuatl es Inin Huey Tlamahuizoltica, que significa «El gran acontecimiento», «La gran maravilla».

Se trata de la unión de dos escritos, a saber, el Nican Mopohua de Antonio Valeriano y el Nican Motecpana de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, enriquecido con leves adiciones personales del propio Lasso de la Vega, y llevado, como se ha dicho, a las prensas.

Empero, del análisis de los documentos mencionados, se colige que Lasso de La Vega escribió solamente la introducción y la conclusión del libro. 

Mapa de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl

Mapa de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl

COMENTARIO:

Se trata de un documento importante que fortalece la historicidad del Acontecimiento Guadalupano, pues en él está figurada la milagrosa aparición a Juan Diego. 

Fue elaborado por Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, intérprete del Juzgado de Indios de la ciudad de México y descendiente de la casa real de Texcoco. En su momento, sometió sus obras a examen y crítica serios, y hacia 1608, el gobierno de Otumba sentenció que sus pinturas y escritos eran muy ciertos y verdaderos. Se trata, por tanto, de un documento confiable. 

Inin Huey Tlamahuitzoltzin, atribuido a Juan González

Inin Huey Tlamahuizoltzin, atribuido a Juan González

COMENTARIO:

Se trata de una copia tardía de una obra atribuida al P. Juan González, quien según la tradición, fungió como intérprete entre el Obispo Zumárraga y Juan Diego.

Es un manuscrito escrito en lengua náhuatl, posiblemente contemporáneo del Acontecimiento Guadalupano. A pesar de su brevedad, es un documento muy importante, por ser independiente del Nican Mopohua. Suele ser denominado también «La Relación Primitiva». 

 Fue encontrado entre los papeles del P. Juan de Tovar, S.J. primer jesuita mexicano y autor de una fuente importante para la historia náhuatl: el llamado Códice Ramírez (por José F. Ramírez, su primer editor).  Con todo, no es factible que el documento haya sido escrito por el P. Juan González, pues no coinciden las fechas en que este personaje estuvo activo y las de la elaboración del manuscrito.

REPOSITORIO: Biblioteca Nacional de México, vol. 132bis de los manuscritos en lengua náhuatl. Ms. 1475 del Fondo de Origen.

Testamento de Francisco Verdugo Quetzalmamalitzin

Testamento de Francisco Verdugo Quetzalmamalitzin

COMENTARIO:

Aunque no constituye una prueba directa de las apariciones ni menciona expresamente a Juan Diego, este testamento, otorgado el 2 de abril de 1563, sí certifica que el testador era devoto de la Virgen de Guadalupe. También deja claro el texto que el testador era amigo de los franciscanos, pues en el documento menciona a muchos, especialmente a Fr. Bernardino de Sahagún.

Por otra parte, hay que recordar que Francisco Verdugo Quetzalmamalitzin era bisabuelo de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, por lo que es muy probable que todo lo que este último refiere en el Nican Motecpana (vid. supra) tuviera su fuente en Verdugo Quetzalmamalitzin.

La segunda cláusula del testamento en cuestión dice a la letra: «… mando que si Dios me llevare de esta presente vida que luego se lleve de limosna a nuestra señora de Guadalupe cuatro pesos para que por el padre que tiene cargo se digan misas…» etc.

REPOSITORIO: ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN (AGN), Ramo: Vínculos, vol. 232, exp. 1, fols. 15-20. El texto náhuatl del testamento está en los fols. 11-14. 

Testamento de D. Francisco Verdugo Quetzalmamalitzin (1563)
Boletín Guadalupano, Año III, Núm. 47, Noviembre 2004, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 5, 6, 7, 8 y 9.

Códice Florentino

Códice Florentino

COMENTARIO:

El códice actualmente conocido como «florentino» (por estar custodiado en importante biblioteca de aquella ciudad italiana) es un importante manuscrito en tres volúmenes, escrito en náhuatl y castellano por Fr. Bernardino de Sahagún y sus discípulos indígenas, entre 1564-65 y 1576-77; aunque se sabe haber empezado a recogerse notas para él desde 1547. Es una historia muy completa de todas las cosas antiguas de la Nueva España, repartida en doce libros. El texto castellano de dicho códice, publicado de forma independiente, es lo que hoy conocemos como Historia de las cosas de la Nueva España del propio Sahagún.

El documento que nos ocupa resulta interesante para nuestra historia, pues en cierta parte Sahagún arremete contra la devoción guadalupana (Lib. XI, cap. XII, § 6, fols. 234 r.-v.), a la que consideraba «invención satánica para paliar la idolatría»; pero esto demuestra que Sahagún no sólo no desconocía el hecho, sino que le preocupaba seriamente. Por otro lado, el testimonio del fraile no deja lugar a dudas de lo extendidísimo de la devoción guadalupana por todo el centro de México. El pasaje en cuestión inicia con estas palabras:

«Cerca de los montes hay tres o cuatro lugares donde solían hacer muy solemnes sacrificios, y que venían a ellos de muy lejanas tierras. El uno de estos es aquí en México, donde está un montecillo que se llama Tepeyácac, y los españoles llaman ahora Tepeaquilla, y ahora se llama Ntra. Señora de Guadalupe; en este lugar tenían un templo dedicado a la madre de los dioses que llamaban Tonantzin, que quiere decir Nuestra Madre; allí hacían muchos sacrificios a honra de esta diosa, y venían a ellos de muy lejanas tierras, de más de veinte leguas, de todas estas comarcas de México, y traían muchas ofrendas; venían hombres y mujeres, y mozos y mozas a estas fiestas; era grande el concurso de gente en estos días, y todos decían vamos a la fiesta de Tonantzin; y ahora que está allí edificada la Iglesia de Ntra. Señora de Guadalupe también la llaman Tonantzin…» etc.

REPOSITORIO: Biblioteca Laurenzio Medicea, de Florencia, Italia, bajo la clasificación Laur. Medic. Palat. 218-20.

Un pasaje del Códice Florentino
Boletín Guadalupano, Año II, Núm. 33, Septiembre 2003, Lic. Arturo Rocha Cortés.
Códice Florentino (1576)
Boletín Guadalupano, Año VIII, Núm. 85, Enero 2008, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 7, 8, 9 y 10.
 Códice Florentino (1576)
Boletín Guadalupano, Año VIII, Núm. 86, Febrero 2008, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 7, 8, 9 y 10.

Testimonio de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl respecto de favores a los habitantes de Teotihuacan

Testimonio de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl respecto de favores a los habitantes de Teotihuacan

COMENTARIO:

Esta noticia se halla referida en el Nican Motecpana, documento del que ya hemos hablado (vid. supra) y en la Historia Eclesiástica Indiana del franciscano Gerónimo de Mendieta. Posteriormente, en 1649, Lasso de la Vega aprovechó la anécdota, englobándola dentro de su libro Inin Huey Tlamahuizoltica. De esta última obra, transcribimos el pasaje en cuestión, en traducción de Feliciano Velázquez:

 «Al principio, cuando se apareció la preciosa imagen de nuestra purísima Madre de Guadalupe, los habitantes de aquí, señores y nobles, la invocaban mucho para que los socorriera y defendiera en sus necesidades; y a la hora de su muerte, se entregaban completamente en sus manos. Uno de éstos fue don Francisco Quetzalmamalitzin, señor de Teotihuacan, cuando se destruyó el pueblo y quedó desamparado, porque se opusieron a ser privados de los frailes de San Francisco.

Quería el señor visorrey don Luis de Velasco que los tuvieran a su cargo los frailes de San Agustín; lo que estimaron los vecinos como una gran molestia. Don Francisco, el señor, y sus cortesanos no más andaban escondiéndose, porque en todas partes los buscaban. Al cabo, vino a Atzcapotzalco, y secretamente se llegaba a rogar a la celestial Señora de Guadalupe que inspirase a su querido hijo el visorrey y a los señores de la Audiencia Real, a fin de que fuesen perdonados los vecinos; que pudiesen volver a sus casas y que de nuevo les fuesen dados los frailes de San Francisco. Así sucedió exactamente: se perdonó a los vecinos, al señor y a sus cortesanos; otra vez les dieron frailes de San Francisco, que a su cargo los tuviesen; y todos volvieron a sus casas, sin ser ya por eso molestados. Lo cual sucedió en el año de 1588. También, a la hora de su muerte, se encomendó don Francisco a la Señora del Cielo, nuestra preciosa Madre de Guadalupe, para que diera favor a su alma; y le hizo manda en su presencia, según aparece de los primeros renglones de su testamento que fue hecho a dos de marzo del año de mil y quinientos y sesenta y tres.»

Códice 1548 o "Escalada"

Códice 1548 o «Escalada»

COMENTARIO:

El Códice 1548 o Códice Escalada es un documento nuevo, totalmente desconocido antes. Se ha estudiado en forma exhaustiva, más que ningún otro códice mexicano, y los resultados están impresos en el apéndice intitulado Códice 1548 de la Enciclopedia Guadalupana del P. Javier Escalada.

Se trata de un códice colonial, de aproximadamente 13.3 por 20 cms., elaborado en piel curtida de animal. El análisis del documento revela elementos interesantes, como la firma de fray Bernardino de Sahagún, autentificada por el experto en holografía sahaguntina norteamericano, Dr. Charles E. Dibble y por peritos del Banco de México.

El pictograma principal del códice muestra un paisaje en el que se aprecia a un indio hincado, a los pies de un monte, frente a la Imagen Guadalupana. El sol asoma a espaldas de la imagen. Por otra parte, en el extremo inferior derecho del observador, se ha identificado un glifo que corresponde a Antonio Valeriano.

El Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México, después de profunda investigación, concluyó que se trata de un códice elaborado en el siglo XVI.

Además de los pictogramas mencionados, el códice tiene escrito el año 154-8 (de donde toma uno de sus nombres) que sería el de la muerte de Juan Diego, además de algunas glosas en lengua náhuatl, que han sido estudiadas por peritos en la lengua, como el P. Mario Rojas y Rafael Tena. He aquí las glosas y su traducción:

Náhuatl Español
«Zano ipan inin 15031 ziu[itlin] cuauhtlactoatzin omonexiti[tzino] in totlazonantizn sihuapilli Gadalope mexico»

«omomoquili cuauhtlactoatzin»

«También en este año de 1531 se apareció a Cuauhtlatoatzin nuestra amada madre la Señora de Guadalupe en México»

«Murió dignamente Cuahtlatoatzin»

Es de llamar la atención que estas glosas aluden claramente a Cuauhtlatoatzin, como se sabe, nombre del venturoso Juan Diego antes de su bautismo. Por otro lado, consignan, aunque en forma ambigua, el año de las apariciones de 1531 como «15031», manera «incorrecta», si bien recurrente, de cifrar los años en documentos análogos hechos por indios que buscan homologar las fechas indígenas con las del calendario europeo. [vid Documentos Indígenas. Anales de Puebla y Tlaxcala]
Más aún, bajo el glifo de Antonio Valeriano, aparece la glosa castellana: «Juez Anton Vareliano», esto es: «Juez Anton[io] Valeriano», habiendo transliterado el glosista el apellido del personaje, quien, como se sabe, es el autor del Nican Mopohua.

Existe en el códice el dibujo de cierta edificación que no es dable determinar.

El original de este documento pertenece a la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, gracias a la donación de la familia que lo custodiaba.

Códice (1548)
Boletín Guadalupano, Año II, Núm. 35, Noviembre 2003, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 5, 6 y 7.

Introducción

Los documentos del siglo XVI de procedencia española, con referencia a Nuestra Señora de Guadalupe, son numerosos. La mayoría pertenecen a la segunda mitad del siglo XVI y afortunadamente siguen apareciendo nuevos. También son muy importantes diversos documentos de la primera mitad del siglo XVII.

Esta documentación española se refiere directa o indirectamente al culto dado a la Virgen de Guadalupe en su ermita, ubicada en aquel entonces a las afueras de la ciudad de México. No siempre se refieren al hecho directo de las Apariciones; a veces se trata de documentos circunstanciales en los que, de paso, se recuerda a «Guadalupe». Otras veces, estos documentos tienen como objeto donaciones o actos de devoción guadalupana; otras, se refieren a cuestiones jurídicas relativas a su Santuario o bien a controversias. No siempre en estas fuentes aparece con claridad una referencia explícita a las apariciones o a la persona de Juan Diego, por lo que conviene estar conscientes de su diverso origen, de su destinatario, del contexto y de la finalidad del documento para entender su propósito y alcance.  De hecho, algunas de estas fuentes no tienen como finalidad directa el tema guadalupano, sino más bien otras cuestiones; pero el hecho de ser alguna alusión guadalupana les confiere aún mayor valor.

El Instituto de Estudios Teológicos e Históricos Guadalupanos, A.C. ha preparado la siguiente síntesis de fuentes documentales que confirman la historicidad del Acontecimiento Guadalupano. Para mayor información sobre alguno de estos documentos, consúltese la obra: El Encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego de los historiadores: FIDEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, EDUARDO CHÁVEZ SÁNCHEZ Y JOSÉ LUIS GUERRERO ROSADO (México: Editorial Porrúa, 31999). 

(Da click en cada sección para leer más)

Testamento de Bartolomé López

Testamento de Bartolomé López

COMENTARIO:

En la villa de Colima de Nueva España, el 15 de noviembre de 1537 y ante el escribano Juan de la Torre, Bartolomé López, uno de los conquistadores y vecino entonces de la recién fundada villa, otorgó testamento. Las cláusulas 23 y 24 de dicho testamento dicen: 
«Item: Mando a nuestra Señora de Guadalupe, por mi ánima, cien Misas, e se paguen de mis bienes.»

«Item: Mando que se diga en la Casa de Nuestra Señora de Guadalupe por mi ánima cien Misas, e se paguen de mis bienes».

Al ser dos mandas distintas, es posible que la forzosa se refiera a Nuestra Señora de Guadalupe de Extremadura. Mas la segunda, es muy probable que se refiera a Nuestra Señora de Guadalupe, pero de México. Es pues lógico que se habla de dos diferentes; no habría necesidad de dividir legados si no fuera así, como ya ha argumentado Jesús García Gutiérrez.

El testamento de Bartolomé López fue hallado por José María Rodríguez Castellanos, en 1912, en el Archivo Municipal de Colima. Fue publicado, junto con el testamento de su hermano Antón López, en La Cruz, periódico de Colima, y posteriormente en la revista, publicada en Tulancingo, Democracia Cristiana, hoy extinta. Luego, García Gutiérrez publicó fotografías de las dos citadas cláusulas en La Rosa de Tepeyac, de abril de 1921, junto con otras cláusulas de testamentos de Colima.

REPOSITORIO: Actualmente, el original del testamento no se encuentra ni en el Archivo Municipal de Colima (donde había sido encontrado), ni en el Archivo del Estado, que es donde actualmente se encuentra lo que queda de los protocolarios del escribano Juan de la Torre. Es posible que el original se halle perdido para siempre, aunque ha sido denodadamente buscado, en los archivos de la ciudad de Colima y Villa de Álvarez por el Lic. Arturo Rocha, quien reencontró, en 1998, el testamento de Elvira Ramírez.)

Pagarés de María Gómez

Pagarés de María Gómez

COMENTARIO:

El 18 de enero de 1539, María Gómez, mujer de Juan Pérez, difunto, se presentó ante el alcalde Juan Pinzón, alcalde ordinario, y en presencia del escribano de Su Majestad, Diego Hurtado, rindió cuentas de su administración. De aquella comparecencia, destaca lo siguiente:

 «Iten Por descargo que pagó a la Casa de Nuestra Señora de Guadalupe veinte é cinco pesos de minas dio carta de pago dellos.»

«Iten que pagó á la Casa de Ntra. Señora de Guadalupe é á su Procurador en su nombre ciento é un pesos de oro de minas dio carta de pago dello…»

Este documento fue igualmente encontrado por José María Rodríguez Castellanos, en 1912, y fue por primera vez publicado, aunque parcialmente, por Manuel Garibi Tortolero en «Importantísimos Documentos Guadalupanos del siglo XVI, hasta hoy ignorados», Restauración Social. Boletín de la Semana Católico Social y Órgano de los Operarios Guadalupanos, nov. (1912), Guadalajara.

 Jesús García Gutiérrez es del dictamen que el documento, al expresar «Casa de Nuestra Señora de Guadalupe», y al señalar la existencia de un procurador, no puede referirse más que a Casa de Nuestra Señora de Guadalupe de México, pues por entonces no había procurador de la de España, cosa de la que se quejaba en carta Diego de Santa María.

REPOSITORIO: El original de este documento, hallado en el Archivo Municipal de Colima, al parecer ya no existe. No se le encuentra ni en el Archivo Municipal ni en el Archivo del Estado de Colima. 

Bernal Díaz del Castillo

Bernal Díaz del Castillo

COMENTARIO:

Soldado y amigo de Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo atribuye el triunfo de los conquistadores a «la gracia de la Virgen de Guadalupe» y habla de los milagros del Tepeyac. Hacia 1560, escribe su Historia Verdadera de la Conquista de Nueva España, en la que vierte estos inequívocos testimonios:

«Luego manda Cortés a Gonzalo de Sandoval que dejase aquello de Ixtapalapa, e fuese por tierra a poner cerco a otra calzada que va desde México a un pueblo que se dice Tepeaquilla, a donde ahora llaman Nuestra Señora de Guadalupe, donde hace y ha hecho muchos admirables milagros.» (cap. 150)

«[…] Y miren qué hay de hospitales, y los grandes perdones que tienen, y la santa casa de Nuestra Señora de Guadalupe, que está en lo de Tepeaquilla, donde solía estar asentado el Real de Gonzalo de Sandoval cuando ganamos a México: y miren los santos milagros que ha hecho y hace de cada día, y démosle muchas gracias a Dios y a su bendita madre nuestra señora por ello, que nos dio gracia y ayuda que ganásemos estas tierras, donde hay tanta cristiandad.» (cap. 210)

Bernal Díaz del Castillo no estaba en México en 1531, y todo lo que dice acerca de la Virgen de Guadalupe y de «los santos milagros que hace cada día» lo supo en Guatemala (cuya gran distancia con la ciudad de México es de resaltar) y a donde había llegado ya la fama de los milagros de Guadalupe. Su testimonio es tanto más valioso cuanto él no era crédulo en milagros, como lo demuestra en su crónica, donde habla con sorna de algunos que dizque veían a Santiago Apóstol acuchillando indios.

El testimonio de Díaz de Castillo es interesante también porque ofrece, desde un contexto político social, no religioso, noticias sobre el Tepeyac: lo denomina Tepeaquilla, como lo llamaban los españoles para distinguirlo de la poblana Tepeaca; habla, asimismo, de la existencia de una iglesia dedicada a la Virgen de Guadalupe, indicando también al conquistador relacionado con el lugar, Gonzalo de Sandoval. Igualmente refiere que el Tepeyac es un lugar en el que se hacen numerosos milagros.

Bernal Díaz del Castillo
Boletín Guadalupano, Año III, Núm. 44, Agosto 2004, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 5, 6 y 7.

Francisco Cervantes de Salazar

Francisco Cervantes de Salazar

COMENTARIO:

El humanista Francisco Cervantes de Salazar, discípulo de Luis Vives, llegó a México en 1550 ó 1551, invitado por su primo Alonso de Villaseca, con quien después se enemistaría. Fue miembro fundador y profesor de la Real y Pontificia Universidad de México, abierta el 3 de junio de 1553, y rector de la misma de 1567 a 1573. Ocupó la cátedra de Retórica; se graduó de licenciado y maestro de Artes y en Cánones; licenciado y doctor en Teología. Ya desde 1558 el Ayuntamiento lo había nombrado Cronista de la Ciudad de México.

Interesan singularmente sus Tres Diálogos Latinos, impresos en 1554, en la casa del impresor Juan Pablos, en alabanza de la gran ciudad de México. En esta obra, el autor describe los alrededores de la ciudad y consigna entre ellos la ciudad india de Tepeaquilla: «Desde las lomas hasta la ciudad (cosa que resalta su mérito), se extienden por cualquier lado más de treinta kilómetros [milliaria] de campos de regadío, bañados por las aguas de acequias, ríos y manantiales. En ellas tienen asiento grandes ciudades de indios, como Tezcoco, Tacuba, Tepeaquilla, Azcapotzalco, Coyoacán, Iztapalapa y otras muchas. De ellas son esos templos que albean y miran hacia México». La cita hace referencia explícita, pues, a una iglesia en Tepeyac.

Diálogos de Cervantes de Salazar (1554)
Boletín Guadalupano, Año IX, Núm. 103, Julio 2009, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 7, 8 y 9.

Informaciones de 1556

Informaciones de 1556

COMENTARIO:

Cuando el segundo Arzobispo de México, Fr. Alonso de Montúfar sustrajo la ermita del Tepeyac de la jurisdicción de los franciscanos, ello motivó un distanciamiento con el provincial de éstos: Francisco Bustamante.  El 6 de septiembre de 1556, Montúfar en su homilía, motivó el continuar con la devoción a la Virgen de Guadalupe, utilizando la cita bíblica: «Dichosos los ojos que ven lo que vosotros ven» (Lc. 10, 23; Mt. 13, 16); y un oyente, fray Alonso de Santiago, declaró más tarde «Luego vi que iba a parar en Nuestra Señora de Guadalupe».

El 8 de septiembre siguiente, fiesta de la Natividad de María, en que se celebraba a Nuestra Señora de Guadalupe y demás advocaciones marianas sin fiesta propia, Francisco de Bustamante predicó un sermón en la capilla de San José de los Naturales en el Convento de San Francisco en México, al que asistieron el virrey Luis de Velasco y otras personalidades. Al final del sermón, concluyó con una furibunda filípica contra Montúfar, acusándolo de fomentar la idolatría al apoyar la devoción a la Virgen de Guadalupe, imagen que, según él, había pintado «el indio Marcos», dando a entender que disponía indebidamente de las limosnas.

Al día siguiente, el señor Arzobispo mandó levantar la Información para conocer por los testigos que previamente habían prestado juramento de decir verdad, lo que realmente había dicho el Provincial, para lo cual se preparó un interrogatorio de 14 preguntas que fueron contestando y rubricando cada uno de los 9 testigos.

En sus respuestas se manifestó claramente lo que el Provincial había expresado y el escándalo que ello suscitó.

Juan de Salazar, declaró: «la gran devoción que toda esta ciudad ha tomado a esta bendita imagen, y los indios también, y cómo van descalzas señoras principales y muy regaladas, y a pie con sus bordones en las manos, a visitar y encomendar a nuestra Sra. y de esto los naturales han recibido grande ejemplo y siguen lo mismo».

A fin de cuentas, el resultado fue adverso a los franciscanos que se oponían a esa devoción, pues ésta no sólo continuó, sino que se acrecentó, y Bustamante quedó muy desacreditado como lo confirma el testimonio de Francisco de Salazar: «Que por respecto del escándalo que hubo en la contradicción que hizo y de presente no se trata otra cosa sino decir que aunque pese a Bustamante, hemos de ir a servir a nuestra Sra. dondequiera que su imagen esté, y contradiga él la devoción cuánto quisiere, que antes es dar a entender que le pesa de que vayan españoles allí, de aquí adelante, si íbamos una vez iremos cuatro».

No sabemos cómo terminó el pleito, en el que tuvo que intervenir el virrey, pero sí sabemos que las Actas se interrumpieron «ex abrupto» y el proceso quedó sobreseído el día 24 de septiembre con un atestado del puño y letra de Montúfar que dice «Suspéndase y la parte es muerto». También sabemos que no se habló más del asunto, y que a Montúfar no se le dieron ningunos azotes, y que Bustamante fue depuesto de Provincial y enviado, aparentemente castigado a Cuernavaca, donde fue como «morador» castigo que sobrellevó «con gran humildad y menosprecio de su persona», humildad que debió ser sincera, pues en 1560 fue reelegido Provincial, y en 1561 se le envió a España.

REPOSITORIO: El original de estas informaciones se hallaba todavía recientemente en el Archivo del Arzobispado de México. Actualmente, se ignora su paradero, sólo existiendo copias simples tomadas del original, proporcionadas por el P. Fr. Domingo Guadalupe Díaz.

Informaciones de 1556
Boletín Guadalupano, Año X, Núm. 115, Julio 2010, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 7, 8 y 9.

El mapa de Uppsala [1556-1562]

El Mapa de Uppsala (1556-1562)

COMENTARIO:

Una iglesia en el Tepeyac también es mostrada en mapas antiguos como el de Uppsala, así llamado por estar el original actualmente custodiado en la universidad de aquel nombre, en Suecia. Se trata de un pergamino policromo de 78 por 114 cms., realizado por uno o varios indígenas, posiblemente a petición del cartógrafo de Carlos V, Alonso de Santa Cruz, quien en su momento lo entregó a dicho emperador.

Contiene una descripción cartográfica de la ciudad de México y sus alrededores entre 1556 y 1562, y claramente revela la existencia de una iglesia en el Tepeyac. 

Mapa de Uppsala
Boletín Guadalupano, Año III, Núm. 41, Mayo 2004, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 22, 23 y 24.

Andrés de Tapia. 1560

Andrés de Tapia. 1560

COMENTARIO:

Andrés de Tapia era el Maestre de Campo e Intendente del Capitán Hernán Cortés, fundador con él de la Catedral de México. Recibió, de parte del emperador Carlos V a fray Juan de Zumárraga para primer obispo de México Tenochtitlan. De Tapia habla con claridad de la imprimación de la imagen de Santa María de Guadalupe en el ayate de Juan Diego. En efecto, al momento de hablar de Zumárraga, refiere que fue elegido… «para primer obispo de Tenochtitlan al ilustrísimo Señor Don Fray Juan de Zumárraga, a quien se le apareció la Santísima Virgen de Guadalupe estampándose en el ayate de Juan Diego, indio del pueblo de San Juanico, sujeto a Tlaltelolco, el día doce de diciembre…»

Este testimonio está incluido en una relación de servicios y méritos presentada por un descendiente directo del conquistador Tapia el 2 de marzo de 1667, con el objeto de que fuesen reconocidos sus derechos en México. Pero si bien es cierto que el documento se remonta a la segunda mitad del S. XVII cuando el hecho guadalupano estaba plenamente reconocido y en auge, ello no le resta valor histórico por cuanto no tiene por objeto la apología guadalupana, sino la simple narración del protagonismo de Tapia en la conquista y, por tanto, de los derechos que por esa razón procedían para su familia.

El testimonio de Andrés de Tapia, paleografiado por Francisco Fernández del Castillo, fue publicado en el t. XII de las publicaciones del Archivo General de la Nación, México, 1927.

Testamento de Alonso Montabte. 1564

Testamento de Alonso Montabte. 1564

COMENTARIO:

Los testamentos son documentos jurídicos de gran importancia para fortalecer la historicidad del acontecimiento guadalupano, pues por referirse a cuestiones sucesorias, es de elemental lógica que las posesiones y lugares así como los parentescos con el testador se expresaren verdadera y fielmente.

 Una de estas fuentes es el testamento de Alonso Montabte, otorgado en la Ciudad de México, el 6 de julio de 1564. Una de sus cláusulas dice a la letra: «Dar a Nuestra Señora de Guadalupe desta ciudad de México dos pesos de tepuzque en limosna porque soy cofrade de su casa.»

REPOSITORIO: El original del documento para en: ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN (AGN), Ramo: Bienes Nacionales, vol. 391, exp. 10.

Testamento de Alonso Montabte (1564)
Boletín Guadalupano, Año III, Núm. 45, Septiembre 2004, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 5, 6 y 7.

Testamento de Alonso Montes. 1564

Testamento de Alonso Montes. 1564

COMENTARIO:

Otro testamento importante es el de Alonso Montes, que fue extendido en la ciudad de México, en 1564.  Interesa singularmente la cláusula siguiente: «Mando a la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe un marco de plata, el cual se pague de mis bienes».

REPOSITORIO: El original del documento se encuentra en: ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN (AGN), Ramo: Bienes Nacionales, vol. 391, exp. 16, fol. 5 r.

Testamento de Alonso Montes (1578)
Boletín Guadalupano, Año III, Núm. 46, Octubre 2004, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 5, 6 y 7.

Actas de Cabildo. 1568 y 1569

Actas de Cabildo. 1568 y 1569

COMENTARIO:

Estos documentos revelan hasta qué punto llegaba la devoción al Santuario de Guadalupe: los canónicos de Catedral se ausentaban de la misma con tal de ir para allá. Puesto que esto suponía un incumplimiento de sus responsabilidades, en el cabildo se acordó sancionar económicamente a quienes sin permiso se ausentaran del coro.

El texto del Acta de Cabildo correspondiente al 14 de septiembre de 1568, dice:

«En catorce días del mes de septiembre de mil e quinientos e sesenta ocho años, los muy magníficos y muy reverendos Señores […] tratando en las cosas tocantes al servicio de Dios, Nuestro Señor, pro y utilidad desta santa Iglesia, trataron y mandaron némine discrepante que en lo que toca a la ida de Nuestra Señora de Guadalupe el día de la Natividad de Nuestra Señora que el que hubiere de ir de hoy en adelante, vaya con licencia si la pidiere, y si fuese con el Reverendo Arzobispo vaya con ausencia [sic]»

Otro texto contenido en el mismo Libro 2° de Actas, pero correspondiente al 6 de septiembre de 1569, refiere lo siguiente: Al margen: «Como se ha de ganar presente los que fueren a Nuestra Señora de Guadalupe», y en el cuerpo del texto:

«En seis días del mes de septiembre de mil e quinientos e sesenta y nueve años los muy magníficos y muy  reverendos señores Deán y Cabildo […] tratando en las cosas tocantes al servicio de Dios Nuestro Señor, pro y  utilidad de esta santa Iglesia, se trató por todos los susodichos señores Deán y Cabildo se entiende que los que van día de Nuestra Señora, que después en la octava, si volvieren que no ganen presentes; y que los señores que quedaren en la Iglesia el día que se celebra la fiesta que éstos puedan venir y ganar presentes dentro de la octava de la misma festividad.»

REPOSITORIO: El original del 2° Libro de Actas de Cabildo, de donde se han tomado los textos citados, se halla perdido. Sólo existen en el Archivo Histórico de la Catedral de México una copia fotostática de aquel extraviado original.

2º Libro de Actas de Cabildo de la Catedral de México (1568)*
Boletín Guadalupano, Año VI, Núm. 73, Enero 2007, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 7, 8 y 9.
 2º Libro de Actas de Cabildo de la Catedral de México (6 sep. 1569)*
Boletín Guadalupano, Año VI, Núm. 74, Febrero 2007, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 5, 6, 7, 8 y 9.

Testimonio del pirata inglés Miles Philips. 1568

Testimonio del pirata inglés Miles Philips. 1568

COMENTARIO:

Es uno de los pocos casos, de una cita del culto guadalupano en el siglo XVI procedente de una fuente europea no española.

Miles Philips formaba parte de la tripulación de una de las naves del pirata John Hawkins quien, en 1567, había zarpado de Plymouth con rumbo a costas africanas. Su intención era conseguir esclavos negros para luego venderlos en Sudamérica. En su viaje de regreso, Hawkins se adentra en el golfo de México, para evitar la zona de huracanes, sólo para encontrarse desafortunadamente con la flota española que traía al nuevo Virrey Martín Enríquez de Almanza. Tras la dispersión de su flota en San Juan de Ulúa, y en un intento desesperado de sobrevivir, Hawkins decide abandonar, el 8 de octubre de 1568, a cien miembros de su tripulación en las costas del Pánuco; entre ellos, Miles Philips.

Ulteriormente capturado junto con algunos compañeros, Philips es enviado a la capital novohispana. Meztitlán, Pachuca, Cuautitlán son etapas del viaje que el pirata describe. Pero también hace una descripción al Tepeyac, a dos leguas de la ciudad de México:

«A otro día, de mañana, caminamos para México, hasta ponernos a dos leguas de la ciudad, en un lugar en donde los españoles han edificado una magnífica iglesia dedicada a la Virgen. Tienen allí una imagen suya de plata sobredorada, tan grande como una mujer de alta estatura, y delante de ella y en el resto de la iglesia hay tantas lámparas de plata como días tiene el año, todas las cuales se encienden en fiestas solemnes. Siempre que los españoles pasan frente a esa iglesia, aunque sea a caballo, se apean, entran a la iglesia, se arrodillan ante la imagen y ruegan a Nuestra Señora que los libre de todo mal; de manera que, vayan a pie o a caballo, no pasarán de largo sin entrar a la iglesia y orar, como queda dicho, porque creen que si no lo hicieran así, en nada tendrían ventura. A esta imagen llaman en español Nuestra Señora de Guadalupe. Hay aquí unos baños fríos; el agua de aquí es algo salobre al gusto, pero muy buena para lavarse los que tienen heridas o llagas, porque según dicen ha sanado a muchos. Todos los años, el día de la fiesta de Nuestra Señora, acostumbra la gente venir a ofrecer y rezar en la iglesia ante la imagen y dicen que Nuestra Señora de Guadalupe hace muchos milagros.»

El testimonio precedente, en nada contradictorio con la existencia de una pintura, central y venerada, insiste en la estatua de plata de la virgen (de la que ya hablaban los Anales del indio Juan Bautista [vid. supra DOCUMENTOS INDÍGENAS]), la existencia de una fuente, pero sobre todo en el culto y los milagros.

REPOSITORIO: El original de este Ms. de 1568 se encuentra en el ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, en el tomo XIV de cuyas publicaciones apareció por primera vez (México, 1943).

Descripción del Arzobispado de México. 1570

Descripción del Arzobispado de México. 1570

COMENTARIO:

En el año de 1569, el Presidente del Consejo de Indias, Juan de Ovando, a petición del rey Felipe II, solicitó a Fr. Alonso de Montúfar, una descripción de su arzobispado. Atenta la petición, Montúfar o su Vicario Gernal, Bartolomé de Ledesma, enviaron un cuestionario a todas las parroquias, conventos e iglesias para recabar la información necesaria.

Entre la información recabada, que finalmente fue enviada a España en 1570, está la descripción, rendida por el P. Antonio Freire, de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe. Este testimonio es importante, pues nos habla de la existencia de la ermita y de su culto.

En la Ciudad de Méjico, diez días del mes de enero de mil e quinientos e setenta años, yo, Antonio Freire, clérigo presbítero, capellán de la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe Tepeaca, en esta Nueva España, en cumplimiento del mandado del ilustrísimo y reverendísimo señor don Fr. Alonso de Montúfar, arzobispo de este Arzobispado de Méjico, del Consejo de S M. &., mi señor, hice lista y memoria de las cosas siguientes:

Primeramente digo que la ermita de nuestra Señora de Guadalupe Tepeaca está a media legua de esta dicha ciudad, hacia el Norte, la cual puede haber catorce años que fundó y edificó el Ilustrísimo Señor Arzobispo con las limosnas que dieron los fieles cristianos.

Tiene la dicha ermita siete u ocho mil a renta, de los cuales y de las dichas rentas habrá aclaración en los libros de los mayordomos, y lo procedido de esto se gasta en obras y reparos de la dicha ermita, y en vino para Misas y aceite y en salarios de cura y sacristán. Lleva el cura de salario ciento y cinquenta pesos de minas por un año. La obligación del cura son dos Misas cada semana, sábado y domingo. No hay en esta ermita capellanía ninguna; está al presente medianamente proveída de ornamentos y lo necesario.

Es patrón de esta dicha ermita Su Señoría Reverendísimo el Arzobispo mi señor. Tiene dos mayordomos que guardan y tienen a su cargo todos los bienes de la dicha ermita: son personas abonadas y vecinos de esta ciudad.

Susténtase la dicha ermita con la dicha renta y con limosna que en ella se da.

Tengo a mi cargo por provisión de Su Señoría Reverendísima cinco estancias y barrios de indios sujetos a esta dicha ciudad y Santiago Tlatelulco, que están sujetos a la dicha ermita para doctrinarlos y decirles misa los domingos y fiestas de guardar; y en ellas indios casados ciento y cinquenta, y solteros y solteras habrá ciento, de doce y catorce años para arriba. Todos hablan la lengua mexicana y a todos ellos les administro los Santos Sacramentos y se les enseña la doctrina cristiana en latín y en su lengua, viven de ser labradores y salineros y pescadores.

Hay en mi districto seis estancias de ganado menor de españoles; hay en ellas seis españoles y treinta esclavos y más de otras cuarenta personas de servicio que sirven a las dichas estancias.

En la dicha ermita y estancias no hay ningún clérigo sino yo, ni tampoco español que sea vecino, y juro a las Órdenes Sacras que recibí de San Pedro que lo que tengo referido es verdad y por eso lo firme aquí de mi nombre. [Rúbrica de Antonio Freire].»

REPOSITORIO: El documento original de esta descripción se encuentra en: ARCHIVO GENERAL DE INDIAS (AGI), S. Audiencia de México, legajo 280.

Relación del padre del Antonio Freyre (en descripción del Arzobispado de México [1570])*
Boletín Guadalupano, Año V, Núm. 64, Abril 2006, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 5, 6, 7, 8 y 9.

Testamento de Sebastián Tomelín, 1572

Testamento de Sebastián Tomelín. 1572

COMENTARIO:

Otro testamento valioso para nuestra historia es el de Sebastián Tomelín (también llamado Esteban), natural de la villa de Guadacanal, hijo de Sebastián García e Isabel García, y por el tiempo en que hizo su testamento, 4 de abril de 1572, residente de la ciudad de Puebla de los Ángeles. Tomelín hace legados a Nuestra Señora de Guadalupe:

«Item: mando a Nuestra Señora de Guadalupe de la ciudad de México diez pesos de oro común, los quales se paguen de mis bienes. […] Testamento y última voluntad […] que es fecho y otorgado en la dicha Ciudad de los Ángeles a quatro días del mes de Abril de mil quinientos setenta y dos años».

REPOSITORIO: Mencionado por Lorenzo Boturini en su Catálogo (n° 3), quien tenía una copia, y aprovechado por los sabios Fortino Hipólito Vera y Jesús García Gutiérrez, el original de este testamento no se conoce.

En cuanto a la copia de Boturini, hay que indicar que éste le encargó al alcalde ordinario de la ciudad de Puebla un testimonio auténtico del testamento de Tomelín, mismo que se le dio autorizado por el escribano Diego Antonio Bermudez de Castro, a 6 de septiembre de 1738.

Constancia de este testimonio, y aun otra copia del testamento, se hallan en: ARCHIVO HISTÓRICO DE LA BASÍLICA DE GUADALUPE (AHBG), Ramo: Testamentarias, Caja 1, vol. 1, compilación 1», n° 5, pp. 13-16.

Pretensiones de los jerónimos de Extremadura, en España

Pretensiones de los jerónimos de Extremadura en España

COMENTARIO:

Hacia fines del s. XVI, la devoción de María de Guadalupe se había extendido grandemente por América Austral y Occidental y los santuarios que se erigieron recibían grandes limosnas. Conociendo los jerónimos que los conquistadores eran extremeños, daban por descontado su gran devoción a María de Guadalupe de Extremadura creyendo que la devoción de Guadalupe en América no era sino una extensión de la española, y así las limosnas también les pertenecían. Por esta razón, se envió al Perú a Fray Diego de Ocaña, y a México, a Fray Diego de Santa María, a fin de recaudar todas aquellas limosnas.

Llegado a México, Santa María relata en cartas sus impresiones sobre el santuario. En una a Felipe II (12 de diciembre de 1574), escribe:

 «Yo hallé en esta ciudad una ermita de la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, media legua della, donde concurre mucha gente. El origen que tuvo fue que vino a esta provincia, habrá doce años, un hombre con un poder falso de nuestro monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, el cual recogió muchas limosnas, y manifiesta la falsedad del poder, se huyó y quedaron cierta cantidad de dineros de lo que habían cobrado los mayordomos de esta ermita, que entonces se llamaba por otro nombre. Entendiendo la devoción con que acudían los cristianos de Nuestra Señora de Guadalupe, le mudaron el nombre y pusieron el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe, como hoy en día se llama, y pusieron demandadores pidiendo para Nuestra Señora de Guadalupe, con lo cual se han defraudado las limosnas con que solía acudir a Nuestra Señora de Guadalupe y se ha entibiado la devoción que a aquella casa solían tener los vecinos de esta provincia. Esta ermita tiene hoy dos mil pesos de renta y se allegan casi otros dos mil de limosnas, y yo no veo en qué se pueda gastar esto, porque no está adornada y el edificio es muy pobre. Estas limosnas se han allegado con el nombre y sombra de Nuestra Señora de Guadalupe y si Vuestra Majestad fuese servido será bien que por parte de la casa de Guadalupe se tomase la cuenta a los administradores y personas que han tenido cargo de esta casa en este tiempo que ha tenido el nombre de Guadalupe y lo pusiese en el concierto y orden que Vuestra Majestad fuese servido. El sitio donde está la ermita fundada es muy malo, salitral y pegado a la laguna, malsano y sin agua, por lo cual y otras muchas causas, aunque la renta venga en aumento, no puede venir el culto divino y servicio de Dios en más aumento; por lo cual los hijos de la casa de Nuestra Señora de Guadalupe tenemos la obligación de que, o se quite el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe, o que se traslade esta casa a otra parte y porque la renta y limosnas de esta casa se consumen y gastan y retienen entre los mayordomos y el arcediano y otras personas, si Vuestra Majestad fuese servido, en esta ermita, trasladándola a buen sitio, se podría hacer un monasterio de la Orden, como otros que en esta razón se han fundado, por orden del monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe. […]»

Testimonios como el anterior, con todo y sus errores e imprecisiones, sirven no obstante para confirmar cuán extendida estaba la devoción de Santa María de Guadalupe del Tepeyac y la importancia del concurrido santuario que generaba tan gran cantidad de limosnas. El interés económico que los jerónimos tenían en Guadalupe del Tepeyac es un claro indicio de ello. No en vano pretendieron, aunque infructuosamente, convertir al Tepeyac en una especie de dependencia de Guadalupe de España.

Más aún, documentos como el presentado testimonian cómo cuarenta años después de las apariciones, el santuario de Guadalupe de México era claramente un punto de referencia notable y fundamental en la vida eclesial de la Arquidiócesis de México.

REPOSITORIO: El original de la carta mencionada se encuentra en: ARCHIVO GENERAL DE INDIAS (AGI), Documento Mexicano 69, n° 3.

El Arzobispo Pedro Moya de Contreras y la petición de indulgencias a Roma. 1576

El Arzobispado Pedro Moya Contreras y la petición de indulgencias a Roma. 1576

COMENTARIO:

Pedro Moya de Contreras, fue elegido tercer Arzobispo de México en 1573, dos años después de su arribo a México. Fue nombrado visitador de la Nueva España en 1583 -encargado provisionalmente del gobierno del virreinato a la muerte de Suárez de Mendoza-, y posteriormente, virrey de Nueva España de 1584 a 1585. En este último año, celebró el III Concilio Provincial Mexicano para aplicar el Concilio de Trento. Regresa a España en 1586, nombrado Presidente del Consejo de Indias; muere allí cinco años después.

Además, fue un convencido guadalupano, lo que se echa de ver de la defensa del Santuario y la petición que al Papa Gregorio XIII de indulgencias para el mismo. En efecto, en su momento dispuso que la renta y limosnas de las que gozara la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, quitados los gastos forzosos, se utilizara en casar doncellas huérfanas y pobres, estimulando así la generosidad de los devotos guadalupanos. Así quedo dispuesto en sus Constituciones de Tepozotlán del 10 de septiembre de 1576.

Más tarde, Moya de Contreras solicita al papa Gregorio XIII, indulgencias particulares para el Santuario de Guadalupe.

Ya en 1573, el Papa había concedido a los fieles que visitasen la Iglesia de Santa María de Guadalupe según las modalidades acostumbradas, indulgencia plenaria y otras indulgencias. Esto se concedía durante diez años. Pero tras la petición de Moya de Contreras, Gregorio XIII, mediante Breve de fecha 28 de marzo de 1576, confirma las indulgencias para otros 10 años más, y las extiende también a la Catedral de México, para evitar que los fieles dejasen de visitar ésta por acudir al Santuario de Guadalupe. Esto viene a confirmar, contra quienes sostienen lo contrario, que ya en esta época los fieles, lo mismo indios que criollos y españoles, acudían más al Santuario de Guadalupe que a la propia Catedral.

REPOSITORIO: El original en latín de la petición del Pedro Moya de Contreras, se encuentra en: ARCHIVIO SEGRETO VATICANIO (ASV), A.A. Arm. I-XVIII 1824.

Testamento de Alonso Hernández de Giles. 1577

Testamento de Alonso Hernández de Giles. 1577

COMENTARIO:

Extendido en Sultpec, México, el 9 de abril de 1577, el testamento de Alonso Hernández de Giles, contiene esta cláusula: «XIII. Item. Mando a la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe que está en Tepeaquilla fuera de México, para la obra que se hace, veinte pesos de tepuzque y se paguen de mis bienes.»

REPOSITORIO: El original de este documento se encuentra en: ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN (AGN), Ramo: Bienes Nacionales, vol. 391, exp. 16.

Testamento de Elvira Ramírez. 1577

Testamento de Elvira Ramírez. 1577

COMENTARIO:

En la lejana Villa de Colima de la Nueva España, Elvira Ramírez, natural de la ciudad de México, dicta su testamento, ante el escribano público Francisco López, el 30 de abril de 1577.

Dos cláusulas de dicho documento dicen: 
«Item, mando que en la ciudad de Méjico, en nuestra Señora de Guadalupe, se digan tres Misas rezadas, la una a la Encarnación y la otra a la Concebicion [sic, Concepción] de Nuestra Señora y la otra al Espíritu Santo, y se pague la limosna acostumbrada.

Item, mando que se digan en la misma Casa de Nuestra Señora de Guadalupe, cinco misas rezadas, la una al Bienaventurado [San] Blas e Santo Antonio y las tres Misas por las ánimas del Purgatorio, y se paguen de mis  bienes»

Este testamento no sólo confirma lo que ya hemos apuntado sobre otros documentos de su clase; es prueba, además de lo extendida que se hallaba la devoción guadalupana por territorios lejanos de la Nueva España. Si bien no tan antiguo como podrían serlo otros documentos de Colima (como el Testamento de Bartolomé López o los Pagarés de Marísa Gómez, ya vistos), el testamento de Elvira Ramírez es de gran importancia por ser el único de los documentos guadalupanos hallados en Colima que sobrevive en el original.

REPOSITORIO: El original de este testamento, descubierto a principios de siglo por José María Rodríguez Castellanos en el Archivo Municipal de Colima, se hallaba extraviado. Fue recientemente reencontrado por el Lic. Arturo Rocha, el 21 de septiembre de 1998, en el Archivo General del Estado de Colima (AGEC), donde ahora se custodia bajo la clasificación: AGEC, Caja 4, exp. 10: Registro de escrituras públicas ante Francisco López (año 1577), 56 fols. El testamento en sí ocupa sólo 5 folios. 

El Testamento de Elvira Ramírez. Importante documento guadalupano del s. XVI, recién encontrado
Boletín Guadalupano, Año II, Núm. 31, Julio 2003, Lic. Arturo Rocha Cortés.
 Testamento de Elvira Ramírez (1577)
Boletín Guadalupano, Año IV, Núm. 54, Junio 2005, Lic. Arturo Rocha Cortés. págs. 5, 6 y 7.

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