Misas Dominicales
de Mons. Salvador Martínez Ávila,
Vicario Episcopal de Guadalupe y Rector del Santuario
ENERO 2023
IV Domingo Ordinario. 29 de enero de 2023

Audio de la Homilía

Texto de la Homilía
Homilía pronunciada por el M. Iltre. Sr. Canónigo Mons. Salvador Martínez Ávila, Vicario Episcopal de Guadalupe, Rector de la Basílica de Santa María de Guadalupe, Presidente del Cabildo
Los primeros pasos dentro de este tiempo ordinario nos introducen en el Sermón de la Montaña que abarca los capítulos cinco al siete del evangelio de San Mateo. Por varios domingos estaremos leyendo este sermón. Hoy inicia con las bienaventuranzas. Las bienaventuranzas pertenecen a la literatura sapiencial y son el medio para declarar la bondad de alguna costumbre o de alguna situación.
El libro de los salmos comienza con una bienaventuranza: “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados…” (Sl 1,1). Lo contrario a las bienaventuranzas son “los ayes” que declaran la desgracia de alguna costumbre o de alguna situación. San Mateo nos presenta ocho bienaventuranzas entre las cuales encontramos costumbres positivas como: el ser mansos, ser misericordiosos, ser limpios de corazón o hacedores de paz.
También encontramos algunas que no son costumbres sino circunstancias: ser perseguidos por causa de la justicia, estar llorando, tener hambre y sed de justicia. Por último, una puede tener doble valor como costumbre o circunstancia: el ser pobres de espíritu. La declaración de bienaventuranza supone que algunas costumbres o circunstancias, aunque parezcan negativas no lo son a la larga y producen un efecto positivo.
El efecto positivo que se repite por dos veces es heredar o poseer el reino de los cielos; una promesa muy cercana a esta es que la recompensa será grande en el cielo. Los demás efectos tienen cierta relación con la virtud practicada: a los mansos se les promete heredar la tierra, a los pacíficos el ser llamados hijos de Dios; Los limpios de corazón verán a Dios.
Para los que lloran y para los que tienen sed de justicia se promete que esto no será para siempre pues los primeros serán consolados y los sedientos serán saciados. El evangelio de San Lucas también nos presenta un grupo de bienaventuranzas, pero todas ellas establecen una distancia entre el presente deficiente o de sufrimiento y el futuro definitivo de gozo.
Esto San Mateo no lo presenta con tanta fuerza, ciertamente el presente implica esfuerzos o circunstancias adversas y estos no son para siempre. Para concluir podemos tomar alguna de las bienaventuranzas y tratar de poner manos a la obra, para practicar la virtud correspondiente o cambiar nuestras actitudes con respecto a las circunstancias adversas que enuncian. Llorar o sufrir persecución no son cosas deseables, pero detestarlas o evadirlas a toda cosa tampoco resulta sabio. Hagamos caso a Jesús el nuevo Moisés el legislador de la Nueva Alianza. Amén
III Domingo Ordinario. 22 de enero de 2023

Audio de la Homilía

Texto de la Homilía
Homilía pronunciada por el M. Iltre. Sr. Canónigo Mons. Salvador Martínez Ávila, Vicario Episcopal de Guadalupe, Rector de la Basílica de Santa María de Guadalupe, Presidente del Cabildo
La semana pasada hermanos y hermanas que celebramos el segundo domingo del tiempo ordinario, escuchábamos el testimonio de Juan Bautista que decía: “Jesús es el Cordero que quita el pecado del mundo, es la luz, es la buena noticia”.
Y precisamente retomando ese testimonio de Juan Bautista, el día de hoy escuchamos del evangelio Según San Mateo, como Jesús, palabra eterna del Padre se hace una palabra viviente, el mismo se va acercando, se va haciendo presente a través de su actividad y lleva la buena noticia. Quisiera yo reflexionar con ustedes, las distintas actividades que Jesús fue realizando al inicio de su predicación evangélica para que saquemos también nosotros un provecho espiritual de ellas…
La primera, es que Jesús cambió de lugar de residencia, había vivido en Nazaret, un pueblo de montañas, escondido y muy pequeño y se va a vivir a las orillas del lago de Tiberiades, del lago Genesaret, a una población llamada Cafarnaúm, esta población era muy populosa, un lugar de paso, de las caravanas que transitaban desde Egipto, hacia Siria, hasta Damasco particularmente, la capital de Siria. Así es que era un lugar de mucho movimiento, allí Jesús no solamente se traslada a vivir ahí; sino que inmediatamente que llega a ese lugar, hace amigos, hace personas o entabla relaciones con personas muy bien identificadas.
Son dos pares de hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo y Simón Pedro y Andrés; personas con las cuales Jesús va a entablar un caminar, una relación cercana, muy fuerte que se va convirtiendo en un amor profundo entre discípulos con el maestro, y el maestro con sus discípulos.
La siguiente actividad de la que nos habla el evangelio el día de hoy, es que Jesús entraba a las sinagogas, a las asambleas de oración y allí anunciaba la buena noticia de la cercanía, de la llegada del reino de Dios, a aquellas personas que estaban a su alrededor e iba enseñado, pero no se quedó solo en Cafarnaúm; sino que también se fue otras poblaciones y hacía lo mismo. Todos sabemos que Jesús no solamente predicaba, hablaba; sino que esto iba acompañado de unos milagros o acciones poderosas de expulsión de demonios.
Una vez que tenemos este panorama que nos presenta el día de hoy el evangelio Según San Mateo, quisiera proponerles algunas líneas de actualización con lo que hemos visto: La primera cosa que me parece importante considerar es ¿cómo en la vida de Jesús se marca con toda claridad un cambio de etapa de vida? ya dejó de ser aquél montañés, aquel hombre que vive en una población chiquita para presentarse en otro lugar y que cambia radicalmente de actividad, deja de dedicarse a la carpintería, a la construcción, para dedicarse ala predicación.
En nuestra vida también hay etapas, y esto hay que tenerlo considerado seriamente, imagínense que un chico que se casa, quiera seguir viviendo como soltero… no,no,no, a mí no me digan nada de deberes propios del matrimonio, yo voy a seguir… ¡no, ya cambiaste! incluso te tienes que cambiar de casa, tienes que irte a vivir a otro lado y entonces empiezas a tener otro tipo de obligaciones, tu vida ya no puede ser nada mas para ti mismo, ya no puedes tomar decisiones así como así, hay que preguntar, hay que consensar, hay que llegar a acuerdos por el bien de la familia que fundaste; eso a veces no se nos quiere dar, pero en la vida de Jesús también fue así, Él asume que ya ha cambiado la vida, la etapa de Nazaret acabó, viene la etapa de servir, la etapa de ser el ungido por el espíritu para llevar la buena noticia.
Esta primera característica vale la pena considerarla, igualmente para las etapas en las cuales ya dejamos de tener la batuta en la mano y bueno, hay que tener el bastón, ni modo, hay que aguantar, es difícil y doloroso ¡sí! pero en la vida hay etapas…
La siguiente es que nuestra vida, así como la de Jesús puede ser una hermosísima buena noticia, pienso yo que a todos nos sucede cuando nos dicen “va a venir fulanito, va a venir el señor fulanito que si es una persona con la cual tenemos buen trato, es una persona amable, generosa, de buen carácter, decimos ¿a que hora va a llegar, para que yo también esté? para pasar a saludar, etc. pero que tal cuando se trata de una persona toxica, que mete chismes, que trae problemas; ¿a que hora va a venir? para no estar… ¿no es verdad?
Jesús se vuelve una buena noticia, no solamente de palabras, a donde pasaba hacía el bien, esto es una excelente oportunidad que nos da el Señor, convertirnos en una bonita palabra que se fija en las cosas buenas, en las cosas positivas, que está buscando la paz, la alegría, la armonía… que hermosa es una vida así, se vuelve una buena noticia; triste cuando solamente sacamos lo agrio, en todos lados tenemos algo que decir negativo.
Yo creo que Jesús lo supo muy bien, ¿Qué está esperando la gente de mi?, pues que sane, que libere a un enfermo, libere también a un pecador de sus pecados y a un endemoniado del demonio; nuestra vida puede ser una excelente noticia y no conformarnos con el núcleo chiquito de mi casa, Jesús tuvo la oportunidad de ser famoso y ser muy bien aceptado en Cafarnaúm, pero se los dijo a sus discípulos: “No me puedo quedar solamente aquí, tengo que ir también más allá”.
En esta etapa que es un cambio de época tan fuerte, creo que podemos preguntarnos, ¿Por qué estamos teniendo un cambio de época?, la verdad cuando las épocas son florecientes, pujantes, positivas, no tienen porque cambiar, pero si estamos en un cabio de época, es porque hay muchas señales de decadencia.
No me puedo ir a esconder con mi bondad, hay que hacerle como Jesús, puedo ir un poquito más allá, me tienen que importar también los demás.
Alabado sea Jesucristo.
II Domingo Ordinario. 15 de enero de 2023

Audio de la Homilía

Texto de la Homilía
Homilía pronunciada por el M. Iltre. Sr. Canónigo Mons. Salvador Martínez Ávila, Vicario Episcopal de Guadalupe, Rector de la Basílica de Santa María de Guadalupe, Presidente del Cabildo
Regresamos a partir de este domingo al tiempo ordinario, a los domingos del tiempo ordinario y como es propio de este tiempo, el color verde nos indica que somos pasajeros, que estamos en camino, en un proceso de maduración como discípulos, como testigos de nuestro Señor Jesucristo.
En la lectura que acabamos de escuchar del evangelio según San Juan, vemos en que consiste el inicio de nuestro caminar cristiano… Ninguno de nosotros es cristiano, católico por obligación, ninguno de nosotros es católico por pura tradición, como si el hecho de haber nacido en México, en esta época, en esta etapa de la historia nos forzara a ser católicos ¡no es así!
El inicio de toda vida cristiana esta radicada, fundamentado en un testimonio, en un acto de comunicación que hace otra persona hacia nosotros y entonces nosotros escuchamos, nosotros vemos, nosotros tocamos y esto es precisamente lo que nos da el evangelio según San Juan en este día. El testimonio de Juan Bautista, lo que dijo a propósito de Jesús… Viéndolo venir dice: “Este es el cordero de Dios” y más aun dice: “Es aquel sobre quien yo vi que bajaba el Espíritu Santo y se quedaba en Él”, no lo conocía, pero el que me envió a predicar me dijo que aquel sobre el que bajara el espíritu santo y permaneciera, ese es el que bautiza con el espíritu santo; es el testimonio de Juan y concluye con la frase más importante de todas “Doy testimonio de que este es el Hijo de Dios”.
De este testimonio, quisiera retomar dos cosas importantes:
La primera es la integridad, la honestidad de Juan Bautista con respecto a quien es él y con respecto a quien es Jesús; cuando enviaron las autoridades de Jerusalén a preguntar a personas quien era Él, a pesar de que era muy famoso, a pesar de que mucha gente le hacía caso y le estaba otorgando una gran autoridad, Juan dio testimonio “Yo no soy el Mesías”, entonces eres Elías, ¡no soy Elías!, entonces eres el profeta, ¡no! ¿entonces quién eres para que podaos llevar una razón?, yo soy la voz que clama en el desierto, preparen los caminos del Señor.
Una persona íntegra, honesta, que sabe los límites, a pesar de que más de una vez sintió la tentación al oír como la gente le respondía, como las personas se convertían en su predicación, no pocas veces habrá sentido la tentación de decir “yo soy el elegido” ¡no! no cae en esa tentación, sino que está atento hasta que sucede sobre Jesús baja el espíritu santo, ahí está el cordero de Dios; un hombre íntegro, un hombre honesto, una persona que permanece siempre con los pies en la tierra, que por muchos éxitos que tenga, que por mucho que lo sigan, siempre sabe quien es.
El segundo elemento importante que pienso que podemos sacar de esto es, como a nosotros hoy en este inicio del tiempo ordinario, en este comienzo del año litúrgico se nos dice con toda claridad ahí está Jesús y Él no es nada más una buena persona, no es nada más un profeta, no es nada más alguien a quien pedirle favores, es el Hijo de Dios; somos seguidores de Dios, estamos llamados e invitados a reconocer en Jesucristo nuestro Señor el punto clave, el centro de lo que nosotros consideramos la realidad, porque ese es el lugar que le corresponde a Dios y evitar la tentación a toda costa de convertirnos nosotros mismos en el criterio y parámetro de todo. No solamente de nuestra vida, sino de todo, es una gran tentación la que nosotros tenemos en el presente, porque como humanidad hemos llegado a dominar en buena medida la naturaleza y el ambiente en el que nos encontramos y vivimos vidas muy cómodas, poco nos sentimos amenazados en nuestra vida; nos sentimos muy protegidos y a veces puede perderse el piso.
Podemos llegar a pensar que nosotros somos la medida de todas las cosas, que todo debe ser como yo lo digo, etc. ¡no! si queremos iniciar como católicos, en este tiempo ordinario es importante escuchar el testimonio de Juan, ubicarnos, quienes somos nosotros los necesitados de redención, los necesitados de quien nos conduzca, los necesitados de quien nos salve; así comienza la vida cristina, escuchando el testimonio que nos dice: “Ahí está el Señor” y entonces ya nosotros tendremos la posibilidad completamente libre de poder decidir si te sigo o mejor me voy por otro lado.
No somos católicos por obligación, no somos católicos por tradición, cada uno de nosotros es católico porque acepta hacerse discípulo del Hijo de Dios.
Amén.
La Epifanía del Señor. 8 de enero de 2023

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Texto de la Homilía
Homilía pronunciada por el M. Iltre. Sr. Canónigo Mons. Salvador Martínez Ávila, Vicario Episcopal de Guadalupe, Rector de la Basílica de Santa María de Guadalupe, Presidente del Cabildo
Santa María, Madre de Dios. 1° de enero de 2023

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Texto de la Homilía
Homilía pronunciada por el M. Iltre. Sr. Canónigo Mons. Salvador Martínez Ávila, Vicario Episcopal de Guadalupe, Rector de la Basílica de Santa María de Guadalupe, Presidente del Cabildo